Crítica / Música

Con matices, diferente

Una de las diferencias entre un concierto en la época de Mozart y en la actual, es que el público iba a escuchar algo nuevo. Música de su tiempo. En la actualidad, mayoritariamente, una selección de obras del pasado. La capacidad para la sorpresa prácticamente se ha perdido.

Que un pianista y compositor presente sus obras es por lo menos diferente. La atmósfera de la obra compositiva del turco Fazil Say (1970-) tiene el sello de su entorno geográfico musical, algo que no es nuevo, si tenemos en cuenta que en época de Mozart, la frontera entre la música culta y la popular era muy permeable. Su primera obra "Chamber Symphony" op.62 no oculta el sesgo, impregnada en su afán de "penetrar en las complejidades de la actual Turquía, y en una cierta introspección transmitida a través del ritmo y la tonalidad". La Camerana de Salzburgo la afrontó, sin director, con brillante resultado.

Fazil Say interpretó el Concierto para piano nº 12 en La mayor K. 414 de Mozart. Una de esas deliciosas obras del pasado, presente y futura. Tiene una increíble facilidad y toca con una aparente espontaneidad -canturreando audiblemente- con resultados tan precisos como amables.

La Sinfonía nº 29 K. 201 de Mozart fue espléndida en todos los aspectos. Se completó el programa con "Silk road", concierto para piano y orquesta de cuerda nº 2 del propio Fazil Say. Recorre el Tibet, India, Mesopotamia o Anatolia, en un periplo sonoro con plasticidad en ocasiones etérea -preparando, interviniendo en el piano para buscar efectos tímbricos diferentes, extraer flotantes armónicos o buscar pulsaciones martilleantes, a través de un mundo sonoro propio, de matices, tamizando el folklore a través del filtro de una cierta abstracción. Las composiciones de Fazil Say resultan diferentes; como pianista, con matices, puede dejar al aficionado más purista indiferente.

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