La música instrumental aporta riqueza y profundidad con sonoridades épicas que conectan con todos los públicos. La posibilidad de fusionar estilos con resultados espectaculares es algo que se tiene en cuenta desde diferentes orillas, para apoyar proyectos musicales de manera convergente. Muchas orquestas se atreven a versionar temas de bandas famosas del pop y el rock, incluso con la colaboración de las propias bandas. Este tipo de iniciativas son positivas en la difusión de las orquestas, y a la postre, permiten revestir de renovadas sonoridades las propuestas de las bandas, sirviendo también como reclamo para la audiencia. Todos ganamos. Baste recordar iniciativas como aquel concierto de "Deep Purple" en el Royal Albert Hall con la Royal Philharmonic Orchestra en 1969, sentando precedentes para otros discos legendarios como el de "Metallica" junto a la Sinfónica de San Francisco, con una puesta en escena de impacto. Otro paso más allá serían esas giras sinfónicas, como la de "Scorpions" con la Filarmónica de Berlín, para "Momentos de gloria", recordando el título del álbum.
Esa potencia sinfónica para fórmulas que acercan orillas fue clave para colgar el viernes el cartel de aforo completo en el Auditorio de Oviedo. Allí vivimos un huracán celta, con una de las bandas que producen un efecto llamada importante, reuniendo a varias generaciones alrededor de sus temas ya clásicos del rock y del folk. Los "Celtas Cortos" llevan tres décadas de carretera, con ideas extramusicales sólidas, que calan en el mensaje de sus temas, con conciencia crítica. La fidelidad a un sonido propio, que dio nuevos aires al rock español, se mantiene hasta su último disco, titulado "Contratiempos", como a contracorriente de la industria musical actual, según expresó el propio Cifu (Jesús Cifuentes, voz y guitarra). Así se escuchó a través de "Suelto el lastre" o "Sigue caminando", con toques urbanos, y sobre todo esa versión del "Blues del pescador" que destacó en la primera ronda, en eléctrico, antes de la entrada de la orquesta.
La Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) se sumó en "Tú eres el mejor", abriendo paso Myra y Peater Pearse en las flautas, para una entrada espectacular de la OSPA. No en vano, se cuidó la puesta en escena también para la parte visual de la grabación que inmortalizará este encuentro, con juego de luces incluido. Pura energía que canalizó además desde el podio Óliver Díaz, imprescindible desde la dirección, para lograr un sonido compacto, a través de la diversidad de arreglos sinfónicos, para adquirir los temas una nueva dimensión, y demostrar ese poder transformador que tiene la música en cualquiera de sus estilos.
Si hay algo que me gustó especialmente de los arreglos sinfónicos fue que sirviesen para reforzar las ideas iniciales de los temas, en el plano musical y del texto. No se trató sólo de ampliar texturas sonoras, sino de reforzar significados. Un buen ejemplo fue "Salieron las estrellas", subrayando el tono épico, casi medievalesco, que abre el tema original, con los metales controlando volúmenes, para transmitir fuerza de superación. En contrapartida, "Hora de aventuras", con las cuerdas de terciopelo invitando a soñar, bajo el color de la gaita. O ese toque "ska" tan característico de Los "Celtas Cortos", respetado en "Escaparate nacional" -una "farsa" musical con toques urbanitas-, y de "Madera de colleja", otra suerte de comedia con la locura de los músicos de la banda, Alberto, Óscar y Goyo, siempre luciendo nivel al saxo, flautas, gaita, bajo, batería y guitarra. No faltó la "República de sanjes" con esa idea de "gran producción" ya en el origen del tema, con potentes arreglos. O el peso de la percusión, casi a modo de mambo, en temas como "El emigrante".
Queda comprobar si parte de la audiencia del viernes, que terminó en pie mientras aplaudía, repetirá visita en otro concierto protagonizado por la OSPA. La previsión es esperanzadora, si es que, como dijimos, esta fórmula sinfónica acentúa el efecto llamada, además del éxito que rodea a bandas de otros estilos.
