Cuadratura del círculo

Participación estelar en calidad de Edgar Moreau (París, 1984), que perfiló de manera magistral el Concierto para violonchelo nº 1 op.107 de Shostakovich, con un sonido limpio y penetrante que llegaba con cercanía, con un extraordinario aplomo en la ejecución y una expresividad en plenitud. La profundidad y viveza desarrollada por Shostakovich es de una belleza descomunal y en sus manos resultó de una emocionante pureza. El también joven director taiwanés ayudó en la redondez de la interpretación. Como propina Moreau ofreció un esbelta y delicada "Sarabande" de la Suite nº 3 de Bach. Así se completó un arco, que se abrió con el estreno de "Calle 1061", el número hace referencia al catálogo BWV de Bach, de cuyo Concierto para dos claves extrae el compositor Fernández Guerra la base para su obra. Composición bipartita en una peculiar "orquestación" colorista. En la primera parte "con algunas licencias y una especie de tratamiento casi narrativo. Es siempre Bach, pero glosado". Y una segunda parte basada en la fuga del tercer movimiento de dicho concierto, que suena entera, "tratada orquestalmente siguiendo el lema: así es como yo la oigo, de Antón Webern". La interpretación de la obra es muy delicada de abordar, resultó una obviedad, con pinceladas coloristas que se van distribuyendo entre secciones e instrumentos como algo más superficial que estructural sobre el fondo bachiano. Está Bach, pero no es Bach. La escucha resulta de un sosiego un tanto turbador. En la fuga el esencial ritmo milimétrico en el que se expone la polifonía vertebrada no pareció del todo interiorizado en la "superposición" propuesta por Guerra y en la ejecución, poco natural en la ligadura de las líneas de las voces.

El director se atrevió en la segunda parte con la "Quinta" de Tchaikovsky. Fruto como es de las nuevas generaciones de directores muy preparados escolásticamente, el "atrevimiento" viene de la cuestión de la madurez, un rasgo, especialmente para obras emblemáticas del gran repertorio sinfónico, irrenunciable. Técnicamente la orquesta no tiene limitación para interpretarla pero, insisto, en obras como ésta, una visión un tanto primeriza no colma las expectativas. Por momentos la gestualidad limpia y académica, no llenaba todo el contenido de expresividad y el calado profundo de la obra. Nuestra orquesta tiene, al menos, dos desventajas. Es una invitada en su propia casa. Ensaya en una sala reducida que no reúne óptimas condiciones, como es la de ensayos del Filarmónica, y luego muestra el resultado en la sala del Auditorio, con una respuesta acústica que nada tiene que ver con lo allí ensayado y que cambia radicalmente todos los balances. Por otro lado y especialmente en una obra como esta, la cuerda no es lo suficientemente nutrida. No es una cuestión de dinero -¿cúanto cuestan, sin ir más lejos, algunos de los "Conciertos Auditorio" programados?- es de voluntad política. Si existe o los responsables delegan, no se materializa. No es la cuadratura del círculo, es que éste nunca se cierra.

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