Siempre había escuchado comentar las bondades del champagne Charles Heidsieck, pero no había tenido la ocasión de corroborarlas. Un champagne que, desconozco el motivo, difícilmente podías encontrar en España. Si bien en mi querida Francia, el amigo Charles maneja un amplio reconocimiento entre los aficionados más puristas. Por fin he podido probarlo y ?. ¡disfrutarlo!
Tenía pocos datos de esta maison, así que me asomé a la ventana más cotilla y dicharachera del mundo para que me informara un poco al respecto. La casa se fundó en 1851. Como no podía ser de otra manera en los grandes acontecimientos, siempre aparece el típico visionario que pone la primera piedra. En este caso fue el alemán Charles Heidsieck que guiado por su intuición, creó una de las casas de champagne más laureadas del mundo. Se ganó su prestigio dando el salto a vender sus vinos en el nuevo mercado americano de entonces. Para la vieja Europa, la sociedad más elitista y carismática del momento era la americana, donde moraba una legión de gentlemen. Los herederos de Charles continuaron su ejemplo y se muestran súper activos con la conexión americana, quizás por esta razón el mercado español estaba un poco abandonado hasta ahora.
La casa se empecina en remarcar las muchas medallas que consiguió a lo largo de su historia, pero mejor dejémoslas para Idi Amín y vamos al vino que es lo interesante. El champagne es el típico brut eserva multimillésime (diversas añadas) compuesto de la trilogía básica de la zona: pinot noir, meunier y chardonnay con un 40 por ciento de vinos de reserva y una maduración en sus cavas mínimas de 36 meses.
Las uvas de los diferentes crus, año a año, son vinificadas por separado y pasan a formar parte del ensamblaje final, destacando la carnosidad de la chardonnay de Oger, las notas frutales de la pinot noir de Ambonnay y la untuosidad y equilibrio de la pinot meunier de Verneuil. Un champagne ejemplar, elegante y ambicioso que no desmerece su fama.
