Que la belleza sea más bella

El Ballet Nacional de Holanda (una gran compañía en un pequeño país) dirigida por Ted Brandsen presentó un magnífico programa en el que predominó el estilo neoclásico. En el foso estuvieron acompañados por Oviedo Filarmonía. Se abrió con "Metaforen" (1965) del veterano coreógrafo holandés Hans van Manen. Es un trabajo que lleva aromas balanchinianas. Juega a la simetría y a la armonía de formas geométricas. Destacó el dúo de los dos hombres.

El resto de la función se dedicó a George Balanchine (1904-1983) uno de los coreógrafos más importantes de la historia del ballet. Partiendo del vocabulario clásico, sin romperlo ni mancharlo, Balanchine llegó al estilo neoclásico. Su deseo era que la belleza sea más bella. Y por su parte, esta noche se cumplió, ya que las verdaderas joyas de la función, lo que realmente brilló muy por encima de todo lo demás, fueron las virtudes coreográficas de Balanchine.

"Apollon: Musagète" (1928) fue la primera colaboración de Balanchine con el que sería su gran amigo Stravinsky. Se estrenó durante la época Diaghilev. La adaptación que ofrecen los holandeses incluye el prólogo con el nacimiento. Inspirado en la mitología griega, se nos muestra a un Apolo (Artur Shesterikov) muy joven, aprendiz de dios, que ennoblece su origen a través del arte. Él es maestro de las musas. En este caso son tres: Terpsichore (Sasha Mukhamedov), Polyhymnia (Jingjing Mao) y Calliope (Wen Ting Guan) que las conduce al Parnaso. Hay mucho dentro de esta excepcional y singular coreografía, convertida en una filigrana blanca y radiante con poses míticas y hermosísimos hallazgos. Los gestos son sutiles y elegantes y todos tienen un significado. El vocabulario es clásico con un ingenioso giro modernista. Culmina con la icónica pose del abanico. Fue una versión cuidada, con una interpretación que mostró rigor en la ejecución pero les faltó el toque de magia y de encantamiento imprescindibles en esta obra.

Concluyó la noche con otra pieza de Balanchine muy diferente a la anterior aunque con toda la esencia de su estilo. "Tema y variaciones" (1947) con música de Tchaikovsky.

Compartir el artículo

stats