Tino Pertierra

Una mujer de armas tomar

Un western aceptable de trío amoroso y largo asedio con una esforzada Natalie Portman plantando cara a los malos

A los amantes del western nos vale casi cualquier cosa para quedarnos pegados a la pantalla en cuanto salen caballos, estrellas de sheriff, Colts 45 y sombreros Stetson. Y diligencias, claro. Hay gente a la que le gusta estar en grupos de Whatsapp y a otra le fascina pasear por una Topeka de mentira. Gustos. Por eso, cada estreno de ese género que se resiste a morir aunque lo acribillen cada cierto tiempo es recibido con ilusión no exenta de desconfianza. Las últimas tomas no están siendo malas: Bone tomahawk es estupenda y qué me dices de Deuda de honor, de y con Tommy Lee Jones. Y la danesa La salvación es extraordinaria. (No, no me olvido de la odiosa Los odiosos 8 ni de las trampas de El renacido, pero las cito y paso).

La venganza de Jane (título equívoco que se carga el guiño trumboniano del original, Jane got a gun) tuvo un rodaje más que accidentado (actores que huyeron, directora caída a las primeras de cambio, reescrituras de guión) y más apasionante que la propia película. Como ocurre con frecuencia, vistos los resultados no se aprecia que el proyecto original, sin tanto contratiempo, fuera muchísimo mejor, aunque quizás hubiera ganado en coherencia. Tal como ha quedado, este western, que dispara sus mejores balas en el tenso e hipertenso desenlace del asedio, plantea una historia en la que la chica lleva las riendas del asunto (una Natalie Portman tan esforzada como excesivamente pulcra para el papel que tiene). No estamos ante Rápida y mortal o Cuatro mujeres y un destino, ni siquiera ante Deuda de honor y por supuesto nos alejamos de la Vienna resentida de Johnny Guitar. Recuerda más a Sweet vengeance, un estimable título con January Jones y Ed Harris que no llegó a nuestras pantallas. Aquí el lío se enriquece con toques de culebrón: menudo trío, el marido malherido, la esposa con los cañones bien puestos y el exnovio que echa una mano al revólver y a lo que se tercie. Todo desemboca en una ensalada de tiros regados con el vinagre de la pugna sentimental y el aceite hirviendo de unos acosadores que disparan y luego ni siquiera preguntan.

Con una fotografía convenientemente terrosa y mucha parsimonia en las escenas de abundantes diálogos, La venganza de Jane incluye unos flashbacks más bien innecesarios (aunque el del globo es un momento resultón, qué diablos) y tiene una banda sonora que a veces juega al despiste y en la que participa Lisa Gerrard. Con todo, los amantes del western encontrarán suficientes motivos para pasar por taquilla (aviso para piratas: hay tantas escenas oscuras a lo Eastwood que en el ordenador no creo que veáis nada) y los admiradores de Natalie disfrutarán con su empeño en mostrar su lado más duro, capaz incluso de pegarle un tiro entre los ojos a un tipo si hace falta. Tampoco sorprende tanto: siendo una niña ya anunciaba a una futura mujer de armas tomar en El profesional.

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