¿Quién puede matar a un niño?

Eficaz "thriller" bélico con dos imponentes Mirren y Rickman, aunque con un guión cargado de trampas

Sin la comicidad solemne de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú o la claustrofobia estricta de Punto límite, dos venerables dramas bélicos que transcurrían mayormente en despachos y salas de mando, Espías desde el cielo se centra más en la parafernalia del "thriller" con el tiempo contado en un caso muy concreto y de alcance limitado que en las consecuencias de alto calado internacional. Aquí no se habla de una hecatombe mundial. Se habla de destruir o no a un grupo de terroristas por la vía rápida de los drones -esas armas voladoras que convierten la guerra en un videojuego mortífero-. ¿Por qué la duda? No por esa matanza de enemigos (la película no entra a analizar las razones de que existan, hay que cargárselos y punto) sino porque una niña está demasiado cerca. Y moriría. Nótese el esfuerzo de los guionistas por manipular al espectador desde el mismo punto de partida: una víctima inocente parece más inocente y más víctima si además es menor. Y es que Espías desde el cielo está calculada al milímetro para que, gracias a su ritmo endiablado (y eso que transcurre sobre todo en interiores con gente hablablablando) y la tensión hábilmente dosificada (en ocasiones rozando la incongruencia) el espectador no se detenga demasiado a buscar las trampas del guión, sostenido además por la presencia del llorado Alan Rickman y una imperial Helen Mirren. Te quedas embobado viéndolos (no tanto oyéndolos, el doblaje es lo que tiene) e incluso te puedes olvidar lo absurdo del planteamiento porque con las cifras de cientos de civiles muertos por ataques aéreos occidentales, ¿alguien puede creerse que se produzcan esos debates éticos y morales en la cadena de mando y los encargados de apretar los botones? Película sin duda efectiva y resueltamente efectista, entretenida en líneas generales y con los defectos y virtudes de su director (que debutó en la muy falsa Tsotsi), es de esas cintas que difícilmente aguantan un segundo visionado más reposado. Sobre el mismo asunto hay otro título no estrenado aquí (Good kill) que se centra en la vida doméstica de los militares que aprietan el botón. Es más aburrida, eso sí.

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