Otro derrape

La directora no supera el fiasco de "Cómo sobrevivir a una despedida" y entrega un filme de plástico

Manuela Moreno es la misma directora de Cómo sobrevivir a una despedida, ese fracaso comercial -"fracaso comercial" no es simplemente que una película no haga buenos euros; lo es cuando una película que busca descaradamente hacer buenos euros no haga ni medio- y "artístico".

Se supone que Moreno traía esta vez con una propuesta un tanto más personal, pero ambas cintas terminan revelando constantes "autorales" que invitan muy poco a confiar en Moreno.

La primera, las referencias a los tipos de penes -en "Cómo sobrevivir..." se hacían chistes fálicos en el minuto cinco; aquí, ya llegados al 50, una prostituta se excusa: "Os dejo ya, que si no os voy a hacer mi monólogo sobre los tipos de penes".

La segunda, que persigue ferozmente al espectador, hasta el punto de que lo atosiga, especialmente en los golpes bajos de drama.

Y la tercera, no hay talento real, ni empatía ni frescura en lo que consigue mostrar la realizadora; todo suena perezoso -la sobreabundancia de frases hechas y supuestas reflexiones cotidianas parece indicar que el guionista es quien nos escribe todas nuestras conversaciones de ascensor- y, sobre todo, huele y sabe a plástico, tiene el tacto de la nada más artificial...

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