Carmen Pérez Novo

Prevención del cáncer de cuello uterino

Es uno de los tumores que los grandes adelantos de la ciencia han permitido casi erradicar

Casi siempre, cuando escuchamos la palabra cáncer nos embarga un sentimiento de impotencia, que es injustificado en la mayoría de los casos. Los grandes adelantos de la ciencia nos han permitido erradicar un elevado número de ellos, uno de los cuales es el que afecta al cuello uterino. Y esto es así porque hoy sabemos que su causa principal es la infección persistente por el virus del papiloma humano (VPH), infección de transmisión sexual, muy frecuente, aunque en la mayoría de los casos desaparece al cabo de un tiempo. Sin embargo, en algunas mujeres persiste, con lo cual tendrán más riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.

Ahora bien, una de las cosas buenas que tiene esta patología es que se puede prevenir mediante el uso del preservativo. También existen las vacunas y, por supuesto, la práctica de la citología vaginal, también conocida como test de Papanicolau -prueba sencilla y totalmente indolora-, que consiste en el estudio de las células del cuello uterino, obtenidas mediante un suave raspado, con una espátula o escobillón de algodón. Posteriormente, estas células van a ser analizadas en el laboratorio, con un microscopio, para detectar cualquier posible alteración. De esta manera tan sencilla va a ser posible detectar las células cervicales anómalas, que van a poder ser tratadas en sus inicios, antes de la aparición del cáncer propiamente dicho.

Por eso, señoras y señoritas, estén al tanto de que el inicio de estos frotis vaginales debe llevarse a cabo a partir de los 20-25 años, o incluso antes si inician una vida sexual activa; en cuanto a la periodicidad, en líneas generales será anual o bianual -la práctica la marcará el especialista- y va a depender del número de compañeros sexuales, de los antecedentes de cáncer de cuello uterino o de haber padecido determinadas enfermedades de transmisión sexual, sobre todo las producidas por el VPH.

Y esto conviene tenerlo presente, porque sigue siendo frecuente que muchas mujeres con resultados negativos no repiten la exploración o lo hacen después de un largo periodo de tiempo. Y esto es un error. Un Papanicolau negativo indica que en ese momento el epitelio del cuello uterino es normal, pero que en un tiempo no excesivamente largo puede derivar hacia un carcinoma; por otra parte, las lesiones citológicas pueden estar en la parte alta del cuello y en una primera toma pasar desapercibidas, pudiendo detectarse en el frotis siguiente.

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