Crítica / Música

Elegancia vocal

El recital exquisitamente seleccionado de Lola Casariego en el Arqueológico

Normalmente el periplo artístico vocal resulta a la inversa, de voz aguda a voz con más peso debido al inexorable paso de los años. El caso de la cantante ovetense Lola Casariego ha resultado -así es la vida- a la inversa, después de una dilatada e impecable trayectoria como mezzo, acabó, finalmente, por encontrar su verdadera tesitura, la de soprano, por lo que ha tenido que darle la vuelta a no pocos esquemas en estos últimos años. En el segmento de ese registro ha sido donde Casariego nos ha ofrecido su veraniego recital, exquisitamente seleccionado, más recogido que expansivo, de género más sentimental que ritual, de canción y no operístico. El repaso a los nombres de los compositores de las obras seleccionadas casi lo dice todo en este aspecto. Del refinamiento del Debussy y Fauré e incluso Hahn en la primera parte, a lo más cercano al sentimiento latino, dulce, amoroso, pegado al pecho, de Ginastera, Guastavino y Heitor Villa-Lobos. Lo francés pide el lógico acercamiento a su propia escuela de canto, preocupada, siempre, de la expresión y el texto casi por encima, en algunos momentos, de la emisión. La francesa en más nasal, la española -con acento argentino como lo hizo Casariego con Ginastera y Guastavino- es, obviamente, más cercana a italiana, siempre clara y bien ligada. Lola Casariego es una cantante de fondo, quizás entre los asturianos la voz que menos tiene demostrar en el aspecto de la madurez, que es un grado, en el canto y en la vida. La madurez que está en la expresión o no está. Lola Casariego posee ese matiz indispensable en según qué repertorio, y exhibe ya desde una cierta altura, anchura en el matiz y elegancia en su control. Ha tenido la elegancia vocal, escénica y expresiva de una Mady Mesplé, sobre todo en lo francés y en el Villa-Lobos. Para el que esto escribe es mucho. En el canto y en la vida, sino es pura pose. El guiño operístico vino en la propina con el Puccini de "O mio babbino caro", con más expansivo poderío vocal pero la misma esencia.

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