Catedrático de Teoría de la Información

Ha hecho lo mejor: irse sin avisar

Gustavo Bueno ha sido un genio hasta su último momento. La hija del célebre director de cine Howard Hawks declaró: "Estábamos convencidos de que papá había vencido al sistema, que iba a vivir indefinidamente". Sin embargo, Hawks estaba tan tranquilo en casa, fue a coger una cosa, tropezó y le encontraron muerto tres días después (tenía 81 años). Era uno de los mayores genios del cine y murió solo, a pesar de haber estado casado tres veces. Eric Berne, uno de los creadores a los que más admiro, murió también solo, a pesar de haber sido marido de tres mujeres distintas. Mucho más joven que Hawks, pero murió en un hospital, auxiliado por enfermeras después de un ataque cardíaco (60 años).

La muerte de Gustavo Bueno plantea el asunto de la influencia de las mujeres en los hombres. Es un asunto que atraviesa la historia y del que podría poner casos internacionales célebres. Reconozco que no pongo algunos ejemplos porque podría desviar la marcha de esta necrológica (u obituario). Sin embargo, aquí presento algunos casos:

Severo Ochoa, Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1959, compartido con su discípulo Arthur Kornberg, se encontró con que, en 1986, murió su mujer. Quedó tan deprimido que renunció a publicar trabajos científicos a partir de ese mismo año. En diversas entrevistas declaró que le faltaba valentía para pegarse un tiro, porque la vida sin su mujer no tenía sentido alguno. Sobrevivió siete años a su mujer.

Julián Marías cayó en una profunda depresión cuando se murió su mujer en 1976. Salió de la depresión cuando decidió que, si no se pronunciaba, como senador real, sobre la Constitución Española, que entonces se estaba discutiendo, "se iba a morir de vergüenza". Sobrevivió 27 años a su mujer.

Un amigo, el tercero que me ha llamado para comunicarme la muerte de Bueno, y que es muy amigo de Fernando Savater, me cuenta que éste se sintió tan afectado hace un año por la muerte de su mujer que decidió cambiarse de Madrid a San Sebastián, y que allí está viviendo. Savater, una de los filósofos más comprometidos en la batalla contra ETA. Estuvo escoltado durante diez años, y soy testigo de que así vivía porque actuó como presidente de una tesis doctoral que yo había dirigido.

Gustavo Bueno sólo ha sobrevivido dos días a la muerte de su entrañable Carmen. Cuando ayer, sólo ayer, un hijo de Bueno me dijo que probablemente, su padre iba a morir, no le creí. Siempre que, en los últimos 20 años, he hablado con Gustavo Bueno, cara a cara o por teléfono, me he encontrado ante una persona muy sencilla y llena de energía.

Entonces, ¿por qué ha decidido irse de este mundo inmediatamente después de su mujer? Aquí dejo esta pregunta, y de antemano avanzo que desconfío de las explicaciones psicologistas. Muchas de ellas resultan ramplonas.

Gustavo Bueno supo, desde muy joven, qué quería hacer en la vida. Logró administrativamente lo que se propuso: ser catedrático de Instituto y de Universidad. En lugar de detenerse y mirar hacia atrás para valorar lo que había logrado, afición muy frecuente entre los profesores de Universidad, decidió ser original y crear un sistema propio. Eso sí, con lo que Chesterton denominaba "enormes minucias". Es decir, para crear su sistema -Gnoseología, Cierre Categorial, Materialismo Filosófico, pues esas son tres marcas de Bueno- tenía que estar al día de las ciencias de su tiempo. No parece que sea algo fácil elaborar un mapa de un territorio tan inmenso. Y sin embargo, Bueno lo hizo como si jugase.

Antes de ocurrir el accidente cerebral de Carmen, Bueno era el conferenciante más solicitado de España. El argumento que me dio un catedrático de Historia, de izquierdas, cuando le pregunté por qué iba a proponer a Bueno para inaugurar un Congreso fue: "Bueno llena los salones". ¿Cómo podemos interpretar esa respuesta-razón en cuatro palabras? Pues porque Bueno no sólo era original y polémico; mostraba una energía que no parecía disminuir con el paso del tiempo.

Bueno ofrece conceptos sólidos y, además, hace comprender muchas cosas. Sólo hay que comparar sus obras más densas y las que comenzó a publicar cuando vio que los políticos estaban ayunos de formación.

Lo que a Bueno le ha faltado son adversarios de categoría. Da risa leer los ataques que le han dirigido. Y todavía causa más risa que no le hayan concedido el Premio Príncipe de Asturias. Es la gran asignatura pendiente de este premio. Gustavo y yo, como muchos otros, nos desternillábamos de un personaje que tuvo toda la influencia y no movió un dedo. Va a pasar a la Historia como el que no concedió el premio a Bueno.

Otros de los rasgos de Gustavo Bueno era su gran sentido del humor. "Cien individuos que por separado, pueden formar un conjunto distributivo de cien sabios, cuando se reúnen para hacer un manifiesto como el que comentamos, constituyen un conjunto atributivo formado por un único idiota". ¿Hay alguien que supere este diagnóstico científico-humorístico? "¡Qué frase!", hubiera rematado Balzac.

En cuanto a la Fundación Gustavo Bueno, algunos políticos pueden hacer el ridículo de una manera que les reprocharán sus cónyuges y sus hijos / as más adelante. ¿Es que creen que el enorme legado de Bueno puede reducirse a unas paredes y a si se les renueva la limpieza y la calefacción? Es como volver a las nacionalizaciones primitivas de hace muchas décadas, cuando dejaban escapar el conocimiento y sólo se quedaban con las paredes. A ver si, además de por negarle el Premio Príncipe de Asturias, los políticos van a pasar a la Historia como quienes permitieron que la Fundación saliese de Asturias. Seguro que no saben lo que va a ocurrir después. Y no seré yo quien invoque las palabras con las que no estoy de acuerdo tal como nos las han transmitido: "Perdónales, porque no saben lo que hacen". Claro que saben lo que hacen. Y los que admiramos a Gustavo Bueno, también. Van a pasar a la historia del humor.

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