230424LNE ANGEL GONZALEZ 173522080

Una lección de ética

Hablar del sentido de la vida no deja de ser una tontería desde un punto de vista utilitario, pero esto se debe a que lo utilitario -más allá de la satisfacción de las necesidades elementales- no deja de ser una tontería. Bien, pues el conocimiento (entendido simplemente como saber lo no sabido) es uno de los posibles sentidos de la vida, y para quien cree que esto es así, y por creerlo agota todos sus recursos intelectuales y vitales en su búsqueda, la vida adquiere, incluso sin buscarlo, una dimensión ética que la ilumina (un teólogo diría: la santifica). ¿Qué buscaba en concreto Gustavo Bueno? Cada lector suyo, académico o mundano, tendrá una respuesta, todas legítimas y quién sabe cuál más acertada. No era fácil restituir a la filosofía su antigua condición de saber de saberes, pero tal vez el único modo de hacerlo era poniendo a cada saber en su sitio, como él intentó, operando del modo en que sabemos desplegar el conocimiento, que es el de separar y volver a reunir. Una vez demarcado el campo de cada cual, y por tanto el propio, ya se tiene "potestas" para moverse por él, haciendo descender la metodología aplicada en la propia demarcación, y vigorizada en esa tarea, al análisis de cada ser o suceso. De este modo Gustavo Bueno trató de comprender la realidad en sus múltiples manifestaciones, del concepto más arduo a sucesos en apariencia francamente banales, pero a los que dotaba "yéndolos mirando" de virtud significante, que sería lo más parecido a la hermosura en el "Cántico Espiritual". Y lo hizo, además, bajando del Olimpo a donde hizo falta, incluso a los foros menos lustrosos, supongo que guiado por la idea de que el conocimiento responde también de un mandato ético, el de ser divulgado, aunque lo que se divulgue sea sólo, por la propia dilución de las categorías al perder altura, una opinión. Imposible vaticinar el peso futuro del corpus filosófico de Gustavo Bueno, tan potente como difícil de valorar por los mercados globales del pensamiento, interferidos por múltiples factores. Sabemos, sí, que no es fácil identificar una metodología y un lenguaje tan rigurosos, exigentes y consistentes en el pensamiento actual, y que su método tiene una fuerza expansiva poco común. Pero en el día de hoy, tras su muerte, tal vez sea mejor resaltar, como acabo de hacer, el poder de su ética superior como filósofo, ¡él que tan reacio era a considerar la dimensión filosófica de la ética!

Compartir el artículo

stats