Historiador de Arte. Universidad de Oviedo

El antecedente de los centros asturianos

El carácter asistencial y benéfico de la Congregación de Covadonga en Madrid en el siglo XVIII

Hace ahora dos años dábamos cuenta de la afortunada incorporación al Muséu del Pueblu d'Asturies de cuatro libros manuscritos de los siglos XVIII y XIX procedentes del archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de Covadonga de Naturales y Originarios del Principado de Asturias, fundada en Madrid en 1743, y donados al museo por Fernanda Suárez Gutiérrez.

Este archivo, que sólo llegó a consultar don Fermín Canella para la redacción de su libro "De Covadonga" (Madrid, 1918), ya por entonces se conservaba "revuelto y deficiente". Pero además todo aquello que quedaba sufriría aún otro embate el 13 de marzo de 1935, cuando el incendio del templo parroquial de San Luis Obispo, última sede que la Congregación de Covadonga tuvo en Madrid. A pesar de tan aciagos presagios y accidentes, algo se va recuperando de aquel histórico archivo, y a lo ya reunido en el Muséu del Pueblu d'Asturies se viene a añadir ahora un nuevo conjunto de papeles de la misma procedencia, donado este mismo año (2016) por las hermanas Benigna Kopp-Gurdiel y Elisa Gurdiel Wedel. Otro detalle más que encarece la sistemática e inteligente gestión de este modélico museo y el patriotismo de algunos dignos ciudadanos.

Se trata de un pequeño corpus de documentos del tercer cuarto del siglo XVIII y de otro de 1814. El más importante lo integra una serie de cinco inventarios generales de las alhajas de la Real Congregación correspondientes a los años 1749, 1762, 1768, 1779 y 1784 y un pliego con la tasación de las alhajas de plata (cruces, coronas, medallas, rostrillos, ramilletes, bandejas, lámparas, arañas, cornucopias, etcétera) y diferentes recibos y certificados de los contrastes o ensayadores de plata de Madrid fechados en 1743, 1744, 1745, 1746 y 1758.

El inventario de 1768 era ya conocido, pues el mismo Muséu del Pueblu d'Asturies adquirió en 1997 una cuidada copia manuscrita de él, extendida por el archivero de la congregación, don Antonio de Estrada y Bustamante. Se trata de un libro de doce folios manuscritos, lujosamente encuadernado en pasta, con estampados dorados en la cubierta, contracubierta y lomo y con la portada iluminada. El contenido se halla transcrito en el catálogo "Covadonga: iconografía de una devoción (2001)".

Como sucede con todos los inventarios, la información que suministran es muy rica y esclarecedora en lo referente a los objetos artísticos; en este caso, refieren cómo era el altar que la congregación tenía en la iglesia del convento de San Hermenegildo de Madrid, con cuántas imágenes y estatuas contaba la hermandad, las joyas e indumentaria de las dos imágenes de vestir de la Virgen y el Niño, los cuadros y estampas y el mobiliario y enseres con que se adornaba la sala de juntas en el citado convento, las láminas abiertas para grabar las estampas devotas, los ornamentos litúrgicos, estandartes, etcétera.

Pero el interés de esta nueva documentación, además, estriba en que se trata de una serie que abarca treinta y cinco años consecutivos que se corresponden con el primer medio siglo de existencia de esta congregación, fundada en Madrid en 1743 y establecida como va dicho en la iglesia del desaparecido convento de carmelitas descalzos de San Hermenegildo (hoy templo parroquial de San José, número 43 de la calle de Alcalá).

En ella podemos documentar los incrementos que en su patrimonio monumental paulatinamente iba haciendo la Congregación de Nuestra Señora de Covadonga, así como los nombres de las personas que donaron las piezas y los de los artífices y artistas que las trabajaron, datos muy interesantes que el inventario que conocíamos de 1768 no reseña y cuando lo hace no es con el grado, detalle y circunstancias con que figuran en los ahora conocidos. Asimismo, los inventarios de 1779 y 1784 traen otros datos y noticias muy valiosos y desconocidos, como son los diferentes tipos de estampación de las láminas grabadas de la Virgen, del altar y del santuario de Nuestra Señora de Covadonga, y los precios de venta al público de dichas estampas devotas.

El segundo conjunto de papeles proveniente del desaparecido archivo de la hermandad madrileña de Nuestra Señora de Covadonga corresponde al expediente generado por la administración de la vida y bienes de don Nicolás de Valdés Inclán (natural de la villa de Cudillero), uno de los congregantes que "se habían distinguido más en la erección de la congregación" allá por 1742, y que "con motivo de hallarse con varios raptos de demencia" fue ingresado, primero, en el hospital de Nuestra Señora de la Visitación de Toledo y, luego, en el de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza. La congregación, atendiendo a los fines asistenciales que debía guardar con sus miembros y que establecían sus constituciones, hubo de hacerse cargo de la tutela de este miembro. Son seis sumarios de documentación legal, económica y administrativa (incluido el inventario de sus bienes, cuentas de gastos y recibos) iniciados en julio de 1752.

Semejante protocolo de escrituras revela de manera inequívoca la finalidad asistencial y benéfica de este tipo de asociaciones, primordial en su cometido institucional y por encima de lo propiamente espiritual. Pero también es expresivo del papel que en la sociedad del Antiguo Régimen estas hermandades representaron en el afianzamiento de la identidad nacional y en el auxilio entre paisanos establecidos lejos de su tierra natal. En este sentido, las congregaciones de asturianos dedicadas a Nuestra Señora de Covadonga, fundadas en Madrid o en México en el siglo XVIII, no se diferenciaban de las de catalanes, navarros o gallegos consagradas a la Virgen de Montserrat, a San Fermín o al apóstol Santiago.

Por último, en el mismo lote, también ha ingresado en el Muséu del Pueblu d'Asturies otro interesante documento que ilustra la vida de la hermandad en los difíciles años inmediatamente posteriores a la guerra de la Independencia. Se trata de un oficio de la Junta de Gobierno de la Real Congregación de Covadonga, fechado en Madrid el 20 de junio de 1814 y firmado por José Fernández de Caso, secretario segundo de la congregación. Se solicita ayuda económica a sus miembros para afrontar las pérdidas padecidas durante los seis años de ocupación francesa, ya que "de cuanto tenía (la congregación) sólo pudo rescatar la Santa Imagen y algunas otras cosas de no mucho momento". Se trataba de restablecer el culto en un altar decente y de "cerrar y componer la sala de juntas" que la hermandad tenía en el ya mencionado convento de San Hermenegildo, convertido durante ese tiempo en cuartel por las tropas francesas. El volante va dirigido a Antonio Rodríguez Amandi y su mujer, doña María Josefa Caballero, congregantes. Acompaña un billete manuscrito de este señor informando que con él manda veinticuatro reales: doce suyos y otros tantos de su esposa; el papel está fechado en Madrid el 25 de julio de aquel año.

Para todas las personas interesadas y público en general, este material permanecerá expuesto en el Muséu del Pueblu d'Asturies (Gijón) durante todo este mes de septiembre.

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