No se trata de defender únicamente que la canción es un género literario. Se trata de reconocer con un premio Nobel que la canción es el producto literario más básico y elemental en el recorrido artístico de la humanidad. Se cantaban textos antes de que se pudieran escribir; se les añadían rima y melodía para que fueran más fácilmente recordables y pudieran pasar de una generación a la siguiente. A los niños se les canta antes de que se les comience a hablar. Circunstancias concretas como la comercialización del sonido grabado con muchos instrumentos en el siglo XX, la invasión mediática de canciones cantadas en idiomas que no entendemos o la frivolización del ocio han extendido la idea de que las canciones son ante todo piezas musicales que sólo secundariamente reciben el complemento de unas frases machaconas y repetitivas. Pero no es así, nunca lo fue. Las canciones son fragmentos verbales de la experiencia humana, potenciados, matizados, emborrachados del inexplicable poder de evocación emocional que tiene la música. Pura literatura oral. Arte fronterizo. Folklore.
Al darle el premio Nobel a Bob Dylan se le está dando a Picasso, a Lorca, al tío que pintó las paredes de la cueva de Altamira, a Kerouac, a Goya, a los juglares medievales, a Camarón de la Isla, a los Hermanos Marx y al autor del "Cantar del Mío Cid". A lo largo de más de cincuenta años ha ido construyendo un completísimo cancionero popular, brutalmente personal y brutalmente comunitario, repleto de canciones malas, mediocres y unas cuantas docenas de canciones maestras que ya forman parte del repertorio común de nuestra sociedad al lado de otras que tardaron decenas o cientos de años en conformarse. Fue el miembro más destacado de la generación que cambió para siempre la forma de escribir todas las canciones, desde los jingles publicitarios hasta las arias de ópera. En él se aúnan un importante componente de genialidad individual con un estilo folclórico de fortísimas raíces históricas y colectivas.
Su obra no sólo es literaria, sino que practica un género que es el punto de partida de las demás formas de literatura. Los poemas son canciones a las que se les ha quitado la música. La prosa son canciones que, como ya se pueden escribir en papel, pueden recordarse sin métrica, ritmo, rima ni melodía. Las canciones son literatura sonora que tiene la virtud de flotar en el viento.
