No, por favor, no: otra comedieta más sobre dos tontos muy tontos que se especializan en destrozar aquello que tocan mientras dejan un reguero de chistes sexuales y escatológicos. Y con desenlace (lamentable hasta decir basta) que traiciona todo lo que habíamos visto antes. Esto va de un par de hermanos que convierten las bodas a las que asisten en un caos. Y se casa su hermana. Y sus padres les suplican que se porten bien. Y ellos hacen un casting para llevarse de acompañantes a dos buenas chicas. Y se presentan dos mujeres que son como ellos cuando se trata de echar abajo cualquier acto social en el que participan. Seguro que el argumento les huele a refrito de otras peliculitas parecidas. Es que lo es. Incluso se cita en el diálogo a alguno de sus modelos. El resultado es desolador. Primero, porque no hace gracia nunca (bueno, casi lo consigue en la selección de candidatas o la escena del masaje sexual). Y segundo, porque Efron y DeVine están insufribles. Ellas se salvan por los pelos, pero a duras penas.
