Crítica / Música

La ópera según Terfel

Amplio programa de sorpresas del bajo-barítono, que mostró una asombrosa capacidad para cambiar de registro escénico

El pasado miércoles daba comienzo la temporada 2016-17 de los "Conciertos del Auditorio" con un amplio programa lleno de sorpresas a cargo del bajo-barítono galés Bryan Terfel, como artista invitado, y la Oviedo Filarmonía, dirigida por Marzio Conti, como orquesta residente de la temporada.

Reconocido por ser una de las voces más importantes de la escena actual, Terfel posee la cualidad de transformar y hacer suyo cada uno de los roles operísticos a los que se ha enfrentado a lo largo de su carrera. Su capacidad para cambiar de registro escénico se hace patente cuando afronta un recital tan variado como el ofrecido anteayer; talento que ha sido reconocido con el "Premio mejor recital o concierto lírico" de la "X gala de entrega de los Premios Líricos Teatro Campoamor".

La Oviedo Filarmonía, en formato de gran orquesta, daba comienzo a la velada con la "Obertura de II Matrimonio Segreto" de D. Cimarosa, llena de vitalidad y sonoridades efectistas, para dar paso, ahora reducida la orquesta, a una representación de la sección de cuerdas y continuo para enfrentar "Si tra i ceppi, de Berenice, regina d 'Egitto" G. F. Händel con un Terfel ovacionado a su entrada. Triunfó el barítono en un papel poco habitual y lleno de complejas agilidades, que resultaron nítidas e incluso agradecidas. Continuó el aria "Io ti lascio, oh cara, addio" de W. A. Mozart, en el que Terfel dio muestras del dominio que ejerce sobre su voz, capaz fluir sobre el pianísimo sin perder presencia, ni cambiar de color.

En el "Intermezzo de Cavalleria Rusticana" de P. Mascagni la Oviedo Filarmonía realizó un excelente trabajo con el fraseo, destacando el continuo "appassionato" que reforzó la expresividad introvertida de la pieza.

El mito de Fausto se hizo presente en las arias "Le Veau d 'Or est toujours debout" de Faust Ch. Gounod y "Son lo spirito che nega" de Mefistofele de A. Boito, con las que Terfel abriría un nuevo cambio de registro escénico en el que su voz fue dibujando cada matiz del histrionismo diabólico de sus personajes; una exaltación de los excesos que llegaría a su culmen con "Ehi Paggio! L'onore! ladri!" de la ópera de Verdi "Falstaff", un papel que el galés ha hecho suyo en los principales escenarios internacionales. En el número anterior, el "Intermezzo de Manon Lescaut" de G. Puccini, destacó el papel del chelo principal, Gabriel Ureña.

La segunda parte, dedicada enteramente por Terfel al repertorio wagneriano, sumió al público en una demostración de la fuerza dramática del compositor alemán. En el papel del reflexivo H. Sachs con "Was duftet doch der Flieder" de "Die Meistersinger von Nürnberg", su voz se mostró introspectiva, como Wolfram en "O du mein holder Abendstern" de Tannhäuser, y acarició matices de un lirismo no siempre reconocido en Wagner, algo que Terfel constató en "Música del fuego mágico y Adiós de Wotan" de Die Walküre, consiguiendo un conmovedor contraste entre el Wotan dios, impasible y juez, y el Wotan padre lleno de ternura.

Las ovaciones del público fueron gratificadas con "If i were a richman" de "Fiddler on the Roof" de Sh. Harnick y J. Bock y la delicada canción galesa "Suo gan".

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