La prensa amarillista británica es famosa por su falta de escrúpulos a la hora de vender periódicos saltándose a la torera las más elementales normas de ética profesional. Durante la campaña del Brexit esa forma de ejercer el periodismo con criterios de "hooligan" alcanzó las más altas cotas de sensacionalismo y burda manipulación para enrolarse con ánimo belicoso a la cruzada antieuropeísta.

No conformes con atizar el fuego de la discordia nacional con titulares agresivos y mensajes explosivos y engañosos, el "Daily Mail" no tuvo reparo alguno en acompañar una gran fotografía del encuentro entre la primera ministra británica Therese May y la ministra principal Nicola Sturgeon con un titular claramente sexista y despectivo: "Never mind Brexit, who won Legs-it!" ("El Brexit no importa, sino quién ganará el concurso de piernas").

Como era de esperar, la polémica entró en erupción y las voces críticas surgieron en las filas de los diputados británicos y, cómo no, en las redes sociales. En páginas interiores se mantenía el tono: "¿Sus mejores armas? ¡Esas piernas!". Lo más sangrante es que el artículo estaba escrito por una mujer, Sarah Vine, quien hablaba de las piernas de Sturgeon como "las más coquetas, cruzadas en un claro intento de seducción". Una gran reflexión, sin duda.

A los responsables del diario les resbalan las críticas: "¡Por el amor de Dios, búsquense una vida!", escupen a sus detractores. No obstante, se cuidaron muy mucho de que ese titular apareciera en la edición para Escocia: "¡Qué helado! Los secretos entre Nicola y la primera ministra". Sin alusión a pierna alguna.

En estos tiempos en los que la pringosa posverdad y el tsunami de las noticias falsas esparcidas por las redes sociales sin control alguno sirven para alimentar epidemias populistas, este tipo de información burda por parte de cierta prensa de papel que desprecia la inteligencia de sus lectores contribuye a aumentar la confusión y, sobre todo, la desconfianza hacia los medios de comunicación, atizando la cruzada de gentes como Donald Trump, empeñado en desprestigiar a la prensa que no le rinde pleitesía. Frente a portadas así se impone, más que nunca, la defensa innegociable de una prensa de calidad que no caiga en la tentación del todo vale para vender más, una prensa independiente, seria y rigurosa que honre el mejor oficio del mundo.