Edad prohibida

Aurora se aproxima a la siempre tormentosa adolescencia sin la menor intención de poner paños calientes. Y, lo que es de agradecer, sin añadir ingredientes de tipo marginal que distorsionen lo que la película pretende desde el principio: dibujar un personaje creíble que carga con las contradicciones, inseguridades, miedos, dudas, arrebatos y malos rollos que abundan a esa edad. A su alrededor hay normalidad, los terremotos emocionales de Aurora proceden de su interior, y cuando alcanzan su mayor intensidad la hacen insoportable. No deja de ser una comedia con espinas dramáticas así que el dramatismo no se desmadra nunca, y se beneficia del extraordinario y huraño trabajo de Léna Magnien.

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