Este año los atardeceres musicales de Valdediós titulados "Sumisión y Rebelión" están siendo seguidos por un gran número de aficionados que llenan con creces el salón de actos del Monasterio y que obligan a muchas personas a seguir los conciertos de pie.

El tercero de éste ciclo, bajo el título de "La voz del viento", interpretado por Noelia Rodiles, al piano; Elena Rey, violín; y Jorge Monte de Fez, trompa, con un programa que incluía obras de Franz Strauss, Richard Strauss, György Ligeti y Franz Schubert en su primera parte, y a Johannes Brahms en la segunda, resultó un éxito completo. Se abrió con el "Nocturno para trompa y piano, Op 7" de Franz Strauss en el que tanto Noelia Rodiles como Jorge Monte demostraron su extraordinaria capacidad de interpretación.

Después el "Andante para trompa y piano Op Posth" de Richard Strauss que demostró la calidad musical de ambos intérpretes. En la selección de "Música Ricercata" de Gyórgy Ligeti, Noelia Rodiles consiguió que se pudieran apreciar todos los matices que extrae al piano y el dominio y perfección de su música.

En la "Sonata en Sol menor para piano y violín op 137 nº3,D408" de Franz Schubert volvió a entusiasmar al público que disfrutó igualmente con el violín de Elena Rey con un alegretto moderato extraordinario.

En la segunda parte el "Trio para piano, trompa y violín" de Brahms, obra inspirada al autor durante un paseo por un bosque en la Selva Negra, en ella la trompa actúa como el cuerno de caza que arrastra a los otros instrumentos y finaliza de manera alegre y rotunda.

Para finalizar, ante los continuados aplausos del público, los interpretes ofrecieron un bis que puso verdadera emoción en Valdediós: la romántica obra "En el río" de Schubert. En resumen un espléndido concierto que dejó un estupendo sabor de boca.

El próximo sábado día 6, como anunció Martín Caicoya en Valdediós, habrá un cambio en el programa previsto. El concierto, titulado "El suave rumor de la mocedad", contará con la jovencísima pianista Laura Mota Pello, cuya formación, con el pianista Francisco Jaime Pantín, la sitúan como una verdadera niña prodigio.