Instituto de Física Teórica IFT UAM/CSIC

Un "santo grial" de la física

La detección de ondas gravitacionales, una tarea que se consideraba para siglos venideros, abre una nueva ventana al Universo

El premio Nobel de Física de este año ha seguido el guión esperado. La detección de ondas gravitacionales por el experimento LIGO es algo tan espectacular que bastaba esperar un mero período "burocrático" para que este trabajo fuera distinguido con el premio máximo de la ciencia. El premio "Princesa de Asturias" ha tenido una vez más el acierto de premiar a los mismos científicos, Barish, Thorne y Weiss, volviendo a confirmarse como una "antesala del premio Nobel".

Desde que Einstein predijo la existencia de ondas gravitacionales en 1916, su detección directa siempre ha sido un "santo grial" de la física experimental. Son tan minúsculas y difíciles de detectar que durante mucho tiempo se las consideraba tarea para siglos venideros. El uso de interferómetros láser de alta precisión en LIGO se reveló finalmente como la apuesta ganadora, aunque durante mucho tiempo buena parte de la comunidad científica era muy escéptica sobre la posibilidad de lograrlo. Por eso este premio también transmite algo del romanticismo inherente a esa epopeya humana que es la ciencia.

El primer gran éxito de la ciencia es la geometría griega, que nos empezó a revelar la estructura del espacio. Dos milenios más tarde Einstein cerró el círculo mostrando que la energía contenida en el espacio puede afectar a su geometría. Las ondas gravitacionales son pues vibraciones en la propia estructura del espacio. Cuando pasa una onda gravitacional, el teorema de Pitágoras deja de funcionar por un momento, porque el espacio se deforma. El problema es que el espacio es tan rígido que hacen falta energías descomunales para lograr una deformación perceptible, y por eso es necesario capturar las ondas que llegan de fenómenos muy violentos, como la colisión de dos agujeros negros a más de mil millones de años luz de distancia.

A partir de ahora ya nada será igual, pues tenemos una nueva forma de estudiar el Universo. Los detectores de ondas gravitacionales son un nuevo tipo de "telescopio" que nos permitirá sin duda descubrir muchos fenómenos fascinantes en el Universo profundo.

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