Hay dos tipos de premiados. Uno, mayoritario, se caracteriza por que, al llegar al hotel de la Reconquista, asume el mando de la situación y se adelanta a saludar al responsable de la Fundación que le recibe. Acto seguido, presenta a su acompañante. A este grupo no pertenece Adam Zagajewski, que ayer se bajó del coche y se detuvo unos instantes a observar el entorno, mientras su mujer, Maria, tomaba el timón y se presentaba a Teresa Sanjurjo, dando a continuación el turno a su marido. Es muy posible que detrás de un gran poeta tenga que haber una gran mujer que pise suelo y vaya resolviendo problemas de ordinaria administración. El Reconquista bien sabe que para llegar a García Márquez había que superar una barrera llamada Mercedes Barcha.