Antonio Rico

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Antonio Rico

Una mantis devora a Terelu

Qué grandes son en "Sálvame". Qué nivel de perfección están alcanzando en la degradación moral del ser humano, en el desprecio de la dignidad personal, en su humillación como una de las bellas artes. Cualquiera que crea que el hombre no puede ser utilizado como un instrumento, como una herramienta de usar y tirar al servicio de un negocio, consideraría que su última innovación televisiva es un retroceso para nuestra civilización, un paso más hacia la barbarie. Pero quien examine con los ojos neutros y meticulosos de un entomólogo el género televisivo que "Sálvame" ha ido perfeccionando con el paso de los años, debe reconocer que ha alcanzado unos niveles de eficacia y perfección exquisita similares a los de una mantis religiosa cuando se alimenta.

Jugar a los despidos es un recurso empresarial tan viejo como el examen sorpresa en los centros educativos. Será cruel o inmoral, pero funciona, qué narices. Hace que la gente se espabile y no se duerma en los laureles. La genialidad -y el cuajo- de "Sálvame" está en hacer espectáculo del despido mismo y retransmitir el proceso en directo.

Anteayer por la tarde, Lydia Lozano y Terelu Campos se enteraron en directo de que en las últimas reuniones de jefazos se puso sobre el tapete su despido. Inmediatamente comenzó el espectáculo, así que el truco funcionó a las mil maravillas. Hay que ver qué tarde tan animada ofrecieron las dos señoras a quienes ven estas cosas porque tienen un estómago capaz de soportarlas y que tienen un estómago capaz de soportarlas porque las ven. Había que ponerse las pilas ya y se las pusieron, pero ofrecieron dos actitudes diferentes. Lozano llorando a moco tendido. Campos enfadada, pero más contenida. Saben que si aciertan en su reacción y logran que la cosa se ponga interesante, pueden prolongar la situación el tiempo suficiente como para que otro contenido, otra trifulca, otra polémica, pase a ser la noticia del día y haga olvidar su despido y la fría nada que les espera después. Lo que decimos tantas veces: hay que ver lo que hay que trabajar para poder vivir sin trabajar.

www.antoniorico.es

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