Franco Torre

Atrapados por su pasado

En su dinámica autófaga, la industria norteamericana ya no sólo resucita sus propuestas más estimulantes: cualquier producto mínimamente original, cualquier película con el marchamo "de culto", tiene cabida en la cartelera global. El mayor aliciente de la "Flatliners" original, aquella "Línea mortal" que se estrenó en la frontera entre los años 80 y los 90 del pasado siglo, era su reparto, pleno de estrellas emergentes como Julia Roberts, Kevin Bacon o Kiefer Sutherland. Ya entonces, su mezcla de ciencia-ficción y suspense (aquí más próximo a los modos del cine de terror) no acababa de cuajar, un mal que se ha contagiado a este extraño "remake": una fotocopia distorsionada que, además de reeditar los errores del original, profundiza en su mensaje conservador e introduce una controvertida denuncia de los peligros de las nuevas tecnologías.

Al igual que sucedía en la primera versión, el mayor aliciente de "Enganchados a la muerte", acaso el único, es un reparto emergente. La dirección de Niels Arden Oplev es previsible y funcional, sin más alardes que los que proporciona el departamento de efectos especiales. La presencia de Kiefer Sutherland, interpretando una especie de cameo autorreferencial que no aporta nada al conjunto, es sintomático de ese interés suicida por ceñirse al original sin comprender que, como cantaba Sabina: "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió". Porque "Línea mortal" no merecía un "remake".

Lo peor, en todo caso, es constatar cómo Oplev desaprovecha su mejor baza: Ellen Page. Su fracaso al encajar el talento de la actriz en el filme simboliza las dificultades de la industria para encontrar acomodo a una intérprete de innegable potencial, pero demasiado alejada de los cánones "mainstream".

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