Franco Torre

Crítica

Franco Torre

Juana de Arco Superstar

El musical sobre la infancia y la adolescencia de la doncella de Orleans a cargo de Bruno Dumont se queda en una plúmbea película que, más que ser rompedora, bordea el ridículo

Jean Renoir, que era tan prudente como buen cineasta, rechazó en una ocasión a David O. Selznick. El productor le quería para dirigir una película sobre la doncella de Orleans, pero Renoir, que conocía la excelsa "La pasión de Juana de Arco" de Carl Theodor Dreyer, declinó la oferta: no se sentía capaz de superar el logro maestro del danés eterno, ni quizás tampoco encontrar a otra intérprete que pudiera humanizar a la santa de la forma que lo había hecho la Falconetti. Lamentablemente, Bruno Dumont carece de la paciencia, por no hablar de la capacidad, del gran maestro francés.

Construida a partir de "El misterio de la caridad de Juana de Arco", de Charles Peguy, Dumont plantea un acercamiento a la infancia y la adolescencia de la santa en clave musical, próxima a las coordenadas de la "ópera rock", apoyándose en una ecléctica partitura de Gautier Serre (a.k.a. "Igorrr"). El experimento no se queda ahí: Dumont puebla el reparto de actores no profesionales y dibuja un escenario de una austeridad casi absoluta.

En la propuesta, es cierto, se pueden rastrear influencias de Serra, Pasolini, por supuesto Norman Jewison e incluso, forzando un poco la máquina, de Rohmer y el primer Oliveira. Pero es todo apariencia: "Jeannette, l'enfance de Jeanne d'Arc" es sólo humo, una plúmbea sucesión de canciones que pretende ser rompedora pero que bordea el ridículo en momentos como el de la niña y las dos monjas sacudiendo la melena como si fueran tres cuartas partes de "Black Sabbath", o en la aparición de San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita, encaramados a un árbol.

Tras una hora de proyección, abandonar la sala es ya una opción real; a la hora y media, apenas queda el deseo de que los ingleses arrasen con todo. Sólo al final, la aparición del tío rapero y bufonesco de Juana permite un pequeño desahogo, con sus improbables pasos de baile y esa facilidad natural para caerse del caballo. Un consuelo insuficiente en una película que quizás pueda satisfacer a los seguidores de Dumont o Serre, pero que difícilmente conectará con cualquier otro espectador. Porque, en definitiva, "Jeannette, l'enfance de Jeanne d'Arc" no es más que una cría (dos, en realidad) cantando en un descampado durante hora y media. Falconetti, sálvanos.

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