Saúl Fernández

Crítica / Música

Saúl Fernández

Nuestra Mercé

El cantaor conquista Avilés en una hora y poco

Me quedaron ganas de conocer a Enrique El Mellizo, que debió ser un señor que se vistió por los pies. José Mercé le recordó el sábado al comienzo de todo, en su primer recital en un repleto teatro Palacio Valdés. "¡Qué coqueto es esto!", destacó el jerezano al dar las buenas tardes. Saludos, aplausos a raudales y, después, los dedos del guitarrista Antonio Higuero navegando por el mar de las cuerdas de su instrumento. O sea, al lío, los dos echando mano de Enrique El Mellizo que, al parecer, ya salía en los cantares de Manolo Caracol, que es como hablar del más grande. Una delicia. Mercé fue nuestra Mercé en Avilés. "¡Qué bien se come en Avilés!", exclamó el cantaor. "Pues todavía tienes que cenar", le dijo uno del respetable. "Na, que no puedo", respondió.

Por malagueñas, soleás o alegrías, Mercé es mucho Mercé. Su voz es como el sonido de la flauta del de Hamelin, capaz de secuestrar la mente de quien le escucha y antes de anoche, cabían pocos alfileres en el odeón avilesino. Los que se presentaron siguieron cada fandanguillo. Que, de buenas a primeras, una ciudad del norte, en una noche oscura, parece el Puerto de Santa María. Que Mercé e Higuero embrujan. Y que da igual que cante "naide es más que naide" o que recuerda que "ella no me colocó / que borrachera no tenía".

La apoteosis llegó cuando tocó el turno a las alegrías. Salieron a escena Manuel Pantoja "Chícharo", Merce García y pusieron ritmo de palmas a la fiesta. Fernando Favier lo que hizo fue darle al cajón. Y así, entre los cinco, la fiesta se hizo más enorme.

Llegaron los bises. Abrió las puertas para que entrara "Aire", recordó que no tardando mucho "vendrá la noche más larga". Y, al final de todo, se puso el traje de Phil Trim y cantó en la boca del escenario, acompañado de Higuero, un "Mamy blue" muy suave que fue la despedida. Hora y diez nada más. Eso es lo que pesó, porque Mercé fue grande, pero lo fue poco tiempo, que las entradas tenían un precio alto. Pero esa fue la única pega. Hace cinco años visitó el Niemeyer. La afición le quiere más veces en Avilés. Para saber de verdad quién fue Enrique El Mellizo.

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