Oviedo, D. O.

Jota Bayona, como le conoce todo el mundo, es un tipo inquieto. No para un segundo y cuando está quieto se nota en su mirada que está tramando algo, que su cerebro no entra nunca en período de letargo. Durante la entrega del «Asturiano del mes» de febrero a Sergio G. Sánchez, Bayona se ausentó un par de veces del acto para atender «importantes» llamadas de teléfono. Su móvil no para de sonar, hasta el punto que a media tarde tuvo que cambiar de batería. Demasiado serio para su juventud (en la treintena), quizá por la presión de saber que después de «El orfanato» todo el mundo sigue sus pasos.