Un chaval mamporreando de seguido. ¿No querían una sinopsis de «Rompiendo las reglas»? Pues no busquen más: esta peli trata básicamente de materia noble. Cañonazos laterales, patadas de canto, hostias con la frente, capones saltando, tortas a mano abierta... con semejantes argumentos racionales se abre camino Sean Faris en su pelea por convertirse en el más gallito del barrio. Acompañándole están Djimon Hounsou, en plan maestro Miyagui versión afro y sosa, y Cam Gigandet, como malo «morritos». De todo el metraje, sucedáneo de aquel «Kickboxer» de Van Damme, únicamente pueden llegar a llamar la atención dos cosas: las saladas que lo pueblan y esa psicopatía generalizada de grabar el sufrimiento en el móvil, de notar cómo la sangre se torna aséptica en el píxel.