Oviedo, Marcos PALICIO

Montse Fernández Villa se sorprendió a sí misma escogiendo entre «La, la, la» y «Congratulations», entre Massiel y Cliff Richard. La directora asturiana del documental «1968. Yo viví el mayo español» respondía en BBC Radio asombrada por la polémica que ha levantado «una anécdota» encajada entre las muchas que cuenta el programa que mañana emite La Sexta a las once de la noche. Es un recorrido por la España de hace cuarenta años, quiere ser eso en toda su amplitud, pero los escasos dos minutos que dedica a la victoria española en Eurovisión se han comido a su pesar los otros 53 del metraje. El 68 español se reduce en la controversia desatada desde hace días a José María Íñigo y sus palabras sobre una supuesta práctica, habitual en la época, de hacer favores en Europa a cambio de votos para el festival. La prensa inglesa lo ha convertido en agravio histórico en el Eurovisión que su representante perdió en casa por un voto y la polvareda se le aparece «inexplicable» a Fernández Villa, perpleja delante de «un puro chascarrillo» convertido «en asunto de Estado».

La realizadora avilesina, responsable de «Caiga quien caiga» o «Lo más Plus», ha recibido «122 referencias de medios británicos diciendo cosas como que el fascismo le había robado el triunfo a sir Cliff Richard» y califica en superlativo: «Desproporcionadísimo». Por no hablar de España, de las supuestas intenciones aviesas que animan a Globomedia contra Massiel, la insinuación de que todo es una estrategia hacia la victoria de Rodolfo Chikilicuatre en el próximo Eurovisión... Tan lejos de la realidad, cuenta Villa, como de las pretensiones del proyecto. «El planteamiento», asegura, consistía en relatar «cómo se vivió en España el mayo francés, cuál fue el mayo español, qué pasaba aquí mientras en París estaban a adoquinazo limpio». Tres meses trabajando «muy en serio» dieron con los 55 minutos de un documental «lleno de información muy valiosa facilitada por personas que lo vivieron», imágenes inéditas y muchas anécdotas. Entre ellas, la de Eurovisión. Lo que sin citar a Massiel dice Íñigo, continúa la directora, «es un rumor que se ha contado cientos de veces, que ya desde los años cincuenta TVE compraba series y las discográficas contrataban a cantantes a cambio de votos. El franquismo tenía mucho interés en conseguir una buena imagen en el extranjero y convirtió esto en una especie de cruzada. Se ve en el exceso de la celebración, con Fraga recibiendo a Massiel en la escalerilla del avión, ella recorriendo Madrid en un descapotable...». Pero ni el festival ni la cantante de raíces asturianas son, aclara la directora, «los protagonistas del documental».

Ni eso ni la polémica que llegó por sorpresa, que «no se nos habría ocurrido como campaña de promoción» y conduce a una simplificación de contenidos que deja un poso de «tristeza». Al buscar el principio, Montse Fernández Villa recuerda que «inicialmente distribuimos una demo de cinco minutos en la que ni siquiera aparecía Íñigo. Después, en una entrevista con Formulatv.com, comenté todo lo que incluía el documental y seguramente también esto. Pero lo que ha venido es inexplicable».

Porque, insiste, el documental es mucho más. «Hay cosas interesantes como que en la Universidad hubo un movimiento de contestación muy fuerte que, por ejemplo, le costó al actual presidente del Principado más de una paliza cuando estudiaba en Santiago». Y más. Mike Kennedy, cantante de «Los Bravos», contando que «ellos no tocaban en las grabaciones de sus discos, que los grababan en Londres entre otros con el batería de "Led Zeppelin"», o que fue la periodista Lidia Falcón la que escribió «a 30 pesetas la página del best seller de la época del doctor López Ibor sobre la vida sexual». Pero a la vista de la que se ha montado, confiesa, «me está apeteciendo hacer un documental sobre Eurovisión. He leído que España envió a un canario, José Vélez, en 1978, cuando Marruecos empezaba a reclamar Canarias, o que mandamos un tango el año de la guerra de las Malvinas».

«En esa época, y en anteriores especialmente, a España le interesaba mucho ganar Eurovisión. Por tener un cierto renombre en algo, al menos en algo, y el festival de Eurovisión le venía muy bien. Ya en épocas anteriores se habían hecho muchas maniobras para tratar de hacerse con los votos de muchos países. Todo el mundo sabe, y se ha publicado, que directivos de Televisión Española y de compañías discográficas se paseaban por Europa ofreciendo las discográficas para editar discos de determinados cantantes búlgaros, checos o vete tú a saber en España y TVE comprando series que nunca se iban a poner y nunca se pusieron a cambio de los votos, con tal de que nos dieran los votos para tratar de poder ganar. Porque entonces venía muy bien a España un cierto renombre en lo que fuera».