Gijón, L. NOSTI

Se apagan las luces y cunde la histeria. Una explosión de luz inunda el Palacio de los Deportes y los 8.000 asistentes al primer concierto de la gira de Alejandro Fernández responden a cuatro fogonazos con los móviles desenfundados. Como un auténtico galán, el cantante mexicano salió de la nada sobre una plataforma, con traje gris, camisa clara, corbata rosa y, cómo no, un clavel en la solapa. La emoción fue tal que los asistentes olvidaron los quince minutos de retraso y corearon a gritos la canción elegida para abrir concierto, gira y noche. «A manos llenas» y «Qué voy a hacer con mi amor» abrieron el recital. Después, Alejandro se dirigió al público: «Muchísimas gracias, Gijón, ¿cómo están? Yo, encantado de volver a estar aquí. Estamos celebrando quince años de carrera y es un placer compartir esta noche con ustedes, porque son muy especiales».

La noche continuó con un repaso a sus dos últimos discos con «No se me hace fácil», «Te voy a perder», «Canta corazón» y «Eres», aunque no faltaron los grandes éxitos del cantante de Guadalajara, como «Me dediqué a perderte», «Yo nací para amarte» o «Cuando estamos juntos».

El primer gran concierto del verano estuvo, sin duda, a la altura de las expectativas. No sólo por el portentoso directo del cantante, sino por el despliegue técnico con luces blancas y amarillas para las canciones más animadas, y rojas y azules para las más intimistas.