Oviedo, Marcos PALICIO

Del pasado al presente por el camino que conduce hacia el futuro, el decimosexto concurso y muestra de folclore «Ciudad de Oviedo» se cerró ayer con una metáfora de sí mismo. La cuarta y última jornada de la fase final tuvo lo de siempre y mucho más, tradición pura y doctrina actualizada. Hubo cantantes, instrumentistas y bailarines con los modos más ortodoxos y recios del certamen que aparecieron en el programa detrás de una exhibición de la tradición modernizada, de un atisbo de los nuevos caminos por los que la música tradicional asturiana puede enfilar la salida hacia el futuro. Todos juntos, todos finalistas curtidos y excelsos, desataron jaleos y ovaciones de parte de un auditorio que, una vez más, completó el aforo del teatro Filarmónica y disfrutó con el final de las actuaciones del concurso número dieciséis. A esta edición, pasada la brillante sesión de ayer, no le queda ya más que el veredicto del jurado, que será publicado este miércoles en LA NUEVA ESPAÑA, y la despedida y cierre con la gala final de entrega de premios, prevista para el domingo 8 de junio en el teatro Campoamor.

La sesión empezó por el futuro. La categoría «renovación de la tonada», inaugurada este año con el propósito de identificar propuestas innovadoras que ensanchen los límites de la canción asturiana, puso a abrir escena al multiinstrumentista y cantante felguerino Héctor Braga. Con Gabino Antuña en el teclado, su arpa arropó a su voz en la interpretación de «Texedora de Bayu», una tonada clásica renovada por el acompañamiento musical. Después tomó el violonchelo para atacar «Toles estrelles» y arrancar ovaciones a modo de reconocimiento también para el refresco que esta nueva categoría le ha dado al concurso. No fue el de Braga el único apunte modernizante de la matinal pese a que no se presentó el otro «renovador» programado para ayer, el gijonés Xuacu Fernández. Él no acudió, pero sí el grupo de folk ovetense «Nerúe». Empezó revisando el Pericote a guitarra, bajo, batería, violín y guitarra y se despidió enseñando los arreglos tirando hacia el folk-rock con los que han actualizado «Delfina», pieza del cancionero de música tradicional de Eduardo Martínez Torner.

Desde ahí, canción y gaita después de la intervención de la pareja de baile formada por los ovetenses Alejandro Alonso y Natalia Ecker, que interpretaron «Jota de los siete taconeos» y «Muñeira de Ibias». El público del Filarmónica jaleó entonces la voz recia de José María García. El cantante de la localidad ovetense de Caces tuvo el acompañamiento a la gaita de Vicente Prado, «El Pravianu», para hacerse con sus dos títulos, «Adiós, llugarín de Pío» y «Lo mejor del mundo, Europa». Silvia Suárez, ovetense, entonó y moduló «Los corales que me diste», a capella, y con acompañamiento musical «En la cima del Naranco» antes de que Julio Antonio Mallada, de Otura (Morcín), se enfrentase con soltura a las variaciones armónicas de «Por el monte abaxu va», sólo voz, y «Del altu la Collaona», a canto y gaita.

El instrumento tradicional asturiano abrió la segunda parte de la jornada con el gaitero de Bimenes Álvaro García que, al igual que el otro participante de ayer en esta especialidad, el gijonés Gabriel Martínez, acometieron la digitación frenética de «El trasgu saltarín» y «Entrepeñes», las dos piezas obligatorias compuestas por el presidente del jurado del concurso, Alfonso Sánchez Peña.

Veteranos ilustres con etiqueta de clásicos en los programas del concurso mantuvieron el buen tono de la gala en la recta final, con la tonada en primer plano. Ahí, Francisco Martín, un gijonés habitual de las finales del «Ciudad de Oviedo», versionó con seguridad a capela «La portillera» y se hizo con «Asturias, verde esmeralda» respaldado por la gaita de el Pravianu». Llegó entonces María del Rosario González, de Villablino (León), para explicar cantando las razones de los dos títulos en este certamen que adornan su palmarés. Se ganó dos ovaciones haciendo suyas «De Payares a Xixón» y el clásico «Al pasar por el puertu», ambas con gaita, y dejó el cierre para el porruano Celestino Rozada, el subcampeón del año pasado. La potencia de sus notas altas hizo audible la satisfacción del público con la ejecución a capela de «Ya nun vuelvo más a Granda» y la versión con acompañamiento de «La carretera el Pedrosu».

Así se fue la edición número dieciséis del concurso «Ciudad de Oviedo», que ayer abrió la venta de las entradas para la gala de entrega de premios del 8 de junio en el Campoamor. Las localidades, que son numeradas y tienen un precio de un euro, se siguen distribuyendo a partir de hoy en las taquillas del teatro.