Oviedo, Ch. N.

El 18 de septiembre, en la noche de rock de San Mateo, los «Amon Ra» colgarán los guantes. Al menos de momento. La banda anunció la pasada semana que tras resolver los conciertos que les quedan pendientes (también el próximo domingo en la fiesta Sweet Home, en Oviedo, y el 15 de septiembre en la noche de rock de Villaviciosa) disolverán la banda por un tiempo indefinido. El trío, uno de los más prometedores de la escena asturiana, pone punto y aparte, así, a una trayectoria de cinco años que ha dado para dos discos («Incarnatio» y «Slaves to the moon»), memorables conciertos, giras italianas y unos cuantos reconocimientos (ganadores del «Ciudad de Oviedo» en 2004 y premios Amas individuales para sus tres componentes y dos para su último disco en la última edición de estos galardones).

Su poderío escénico, sus notables grabaciones y su poder de convocatoria no han sido, sin embargo, suficientes para mantener con vida, al menos por ahora, al trío, que ya había comenzado a trabajar en las canciones de lo que podría haber sido su tercer disco.

En un comunicado remitido a finales de la semana pasada a seguidores y afines a la banda, Diego «Manfred» Tioda (voz y bajo), Álvaro «Daddy» Bárcena (guitarra) y Dani «Thunder» Bárcena (batería) daban una estimación aproximada de esta disolución momentánea (hasta un año) y una justificación: las circunstancias personales de sus componentes que hacen «difícil» mantener al grupo de «una manera competente». Falta de tiempo, cierta fatiga, ausencia de apoyos y la complicada situación de la escena asturiana en general, explican, les han llevado a preferir hacer un paréntesis antes de ofrecer «a unos "Amon Ra" decadentes».

El trío, caracterizado por un estilo oscuro, pesado, todopoderoso y eterno, deudor de las grandes bandas del rock duro de los años setenta, con uno de los mejores directos que se habían visto en años, tiene todavía en venta, a través de las discográfica Throne Records, su último trabajo, «Slaves to the Moon». Para este disco el trío repitió productor, el histórico asturiano Willy Vijande, ahora en Madrid, y contó con Juan Martínez, a los mandos de su Estudio Magoo.

La banda, que transmite en su comunicado pesadumbre y descontento con el estado de la cuestión musical, se despide de sus seguidores con un significativo párrafo: «Muchas gracias; esperamos de corazón que pese a todas las adversidades de hoy en día, la llama siga viva y el rock en esta porquería de país no decaiga. Salus et Imperio».