Me lié con la tele la madrugada de martes a miércoles viendo programas resumen del Mundial, algún capítulo repetido de «CSI», alguna película clásica, de esas que se ven troceadas cien veces. Lo mismo aparece Clint Eastwood en una de tiros que Liz Taylor de Cleopatra. Y eso te hace saltar de una a otra; y de un capítulo de «CSI», a uno de las «Chicas Gilmore». Paseos televisivos para hacer tiempo hasta chocar con la NBA, que comenzaba a las tres el sexto partido entre los Lakers y los Celtics. No es que yo sea mucho de baloncesto, pero esto de la NBA es un espectáculo musical, gastronómico (aunque con comida basura), cinematográfico y deportivo. Todo a la vez. Y como está Gasol, hay equipo para animar. Pues a ello. Los Lakers dominaban el partido y me fui enredando hasta las tantas de la madrugada, tanto que me puse a escribir esto. Cuando me acosté, la gente desayunaba. No soy de dormir mucho, pero, ¡fíjate!, me quedé grogui. Como si me hubiera tomado cinco orfidales. Ayer me pasé el día durmiendo y enlacé con la noche. ¿Hubo novedades?