Que nuestro idioma predomina en Los Ángeles es cosa ya de sobra conocida. Otro asunto es rodearse de nativos con deje meseteño un jueves a las siete de la tarde en una sala de cine. De repente eso parece la Gran Vía.

Anteayer, jueves, el Egyptian Theatre de Hollywood, media filmoteca angelina (la otra media se encuentra en Santa Mónica, en el Aero Theatre), acogió la gala inaugural del ciclo Recent Spanish Cinema, que abría con el estreno de la última obra de Icíar Bollaín, «También la lluvia», candidata española a los próximos «Oscar». La película, que se estrenará en España en enero, vivió en California su primer pase «con un gran número de espectadores», como puntualizó Luis Tosar, protagonista de la misma, antes de explicar que estaba nervioso porque tenía la sensación de enfrentarse a ello solo, ya que nadie más del equipo se desplazó con él.

Sin embargo, para arropar al nuevo bebé de nuestro cine lo acompañaron Eduardo Noriega, Marta Etura, Antonio de la Torre, Miguel Ángel Muñoz, Julio Medem, Emilio Aragón y los ya residentes en California Paz Vega y Pau Gasol, entre otros. Todos ellos fueron presentados por el director del ICAA, Ignasi Guardans, antes de dar paso a la película.

«También la lluvia» narra la historia de Sebastián (Gael García Bernal) y Costa (Luis Tosar), director y productor respectivamente, inmersos en el rodaje de un guión basado en el Descubrimiento de América. Mientras filman en Cochabamba (Bolivia), los campesinos indígenas se revuelven contra la privatización del agua de la zona y comienzan jornadas de protestas y boicot. La Guerra del Agua, que tuvo lugar en el año 2000, y la película se entremezclan, comparando pasado y presente y demostrando que, en ocasiones, poco hemos cambiado.

En Hollywood bromean todos los años con ponerle a un «Oscar» el nombre de Meryl Streep y dárselo directamente a ella, que parece que nunca deja de merecerlo. En España deberíamos aplicarnos el cuento y hacer lo propio con Luis Tosar, ese pedazo de actor que se está especializando en los papeles de «malo, pero no tanto». Cuando le preguntaron qué método seguía para crear personajes como este Costa al que, a mitad de la película, medio público quiere matar, Tosar respondió que su sistema era bastante caótico, producto de un aprendizaje autodidacta del oficio. Sin embargo, de cara a la galería parece que lo que este hombre hace es interpretar con las tripas, así sea un maltratador con remordimientos, un preso rebelde o un productor sin escrúpulos que empieza a encontrarlos en medio de Bolivia.

«También la lluvia» es una madeja de historias de amor protagonizadas por hombres. Sebastián es un enamorado del cine y muy especialmente de su película, a la que mima pasito a paso, con una fidelidad a la historia escalofriante. La evolución de un personaje que quiere hacer de bueno pero se queda en egoísta contrasta con la de su colaborador. Costa es un enamorado de hacer las cosas bien, especialmente el proyecto en el que Sebas lo involucra. Y cuanto más barato sea todo, mejor. A medida que se sumerge en el día a día boliviano, «hacer las cosas bien» será un término que cobre un nuevo significado. Y el tercero en discordia, Daniel (Juan Carlos Aduviri) es un nativo elegido para interpretar al líder indígena en la lucha contra Colón. Daniel, a su vez, se convertirá en cabecilla de las protestas en la Guerra del Agua. La evolución de los personajes se convierte en la de todo ser humano: un pasito para delante, dos pasitos para detrás y, si hay suerte, un salto hacia donde sea posible.

Una espectadora comentó que esta película tocaba la fibra sensible en un país como Estados Unidos, en el que muchas veces los latinos siguen mirando a los españoles como si fuesen Colón y fuesen a arrasar con todo a su paso (no quiere decir que no pase). Dio las gracias por ahondar en ese tema en el que pocos se atreven a bucear, por incómodo, y que la directora ha retratado sin miedos. Y declaró que ya es hora de que España se perdone a sí misma y de que Latinoamérica se sume.

Sin embargo, la fibra sensible parecía ser otra. Pocos minutos después de que el director del ICAA dijese: «En España el Ministerio de Cultura le da dinero al cine porque el cine muestra quiénes somos. (?) Es, hoy en día, la parte más importante de nuestra cultura», Paul Laverty, colaborador habitual de Ken Loach, e Icíar Bollaín, nos obsequiaron con un guión en el que la traca final intenta demostrar que hay ocasiones en las que el cine? no es tan importante.

Si ha de serlo, Luis Tosar decía: «Claro que concibo el cine como un entretenimiento. Pero las películas son algo tan caro que tal vez, además de entretener, valga la pena contar algo más».

«También la lluvia», ya lo dijo el público, lo hace.