Oviedo, J. B.

«Ir en busca de una mujer de esa manera es surrealista, pero hay unas connotaciones. Yo hice una búsqueda del sentimiento de la soledad. Un tipo de 55 años que toma esa decisión, o está desesperado, o busca la felicidad». Lo dice José Antonio Quirós durante una charla con LA NUEVA ESPAÑA ante el estreno mañana (20.30 horas) en el teatro Filarmónica de Oviedo «Objetivo Braila», que relata la historia de un taxista de Pola de Siero en busca de su amada, una rumana que comenzó a trabajar en una tienda de Oviedo y que terminó en un popular (casi mítico) club de alterne.

El taxista se llama Manuel; y en la película asoman con fuerza también su amigo, Javier Alonso, que además le rehabilitó una «casa muy chula», y el propio Quirós. Los tres se metieron un BMW clásico, de color azul, y tiraron millas hacia Braila. En total 8.500 kilómetros en busca de Gianina, que así se llama la chica del taxista. «Yo soy un indagador en una historia, una historia que nació cuando tomé un taxi en el aeropuerto de Asturias. Manuel era muy seguidor de mi trabajo, controlaba "Pídele cuentas al Rey" y otros proyectos. Un hombre muy especial, capaz de quitarse el pijama a las tres de la madrugada porque lo llaman para llevar a unas prostitutas a Granada», relata José Antonio Quirós. Que no ahorra en cantar las virtudes de Manuel: «Me apasionó ese contacto y aparqué mis proyectos, el guión que tenía en la cabeza para otras cosas. Manuel es un tipo servicial, generoso. En la historia de la película puede caer bien o mal, pero yo he creado con él una buena amistad». Y en una de las charlas entre taxista y director, Manuel denotó su angustia por Gianina: «Tienes que ir a buscar a esa mujer», le dijo Quirós, que cuenta que Manuel sólo necesitaba un «empujón». El cineasta se puso manos a la obra: «Lo preparé todo, con una cámara y sin guión, sabiendo que en esa ruta sólo íbamos a encontrar asfalto y áreas de servicio». Por cierto, el amigo, Javier, que es de El Berrón, creía «que íbamos de vacaciones». Pero no; al final es una foto de la condición humana: el amor, la soledad, el entorno de cada cual... «Manuel vio el documental ya 17 veces; hay cosas que no le gustan, igual que al público: para unos será un antihéroe, pero no para las mujeres. Y sí, su entorno está presente. De hecho, él fue policía, se retiró y se fue al taxi, aunque matiza que la Policía es un gremio muy leal», puntualiza Quirós.

Gianina tiene 42 años y un hijo de una relación anterior en Rumanía: «La intriga está en si la encontramos o si llega a tener contacto de nuevo con Manuel». Se hace una reflexión desde que ella estuvo en la tienda en Oviedo. «Tenía deudas con un familiar; y ese familiar la metió en el "club", que, por circunstancia de la vida, es donde la conoció Manuel», matiza Quirós. Sin embargo, está presente la condición humana, ¡la vida! y afectos que todo lo pueden: «Fue a buscar a su hijo, pero ya no volvió», indica el cineasta.

- ¿Y Gianina sale en el documental?

Quirós no quiere desvelar su trama. Es un documental, pero también un largometraje de casi una hora y media, aunque adelanta: «la grabé y habla...». Ahí se queda.

Una historia vital que el director hizo metiéndose en el papel, tanto que aconsejó a su cámara que diera vuelta en Irún porque tenía claustrofobia. Quirós tiró de cámara, siguió en el BMW clásico y azul y se metió en la historia: «Es una pelea contra la soledad. No sé si es una historia de amor o de necesidad. Pero yo observo mucho a la gente y hay cierta incapacidad para estar solo. Ésta es una historia que partió de un divertimento. De pronto, lo aprendes todo», matiza. Ha sido la larga ruta a Braila, a un barrio peligroso e inhóspito de esa ciudad rumana, en busca de Gianina, la chica de Manuel el del taxi de Siero.