En ocasiones de nada sirve tenerlo todo a favor. Eso es lo que le sucedió al grupo encargado de abrir fuego esta noche. De nada sirvieron las expectativas de un público dispuesto, ni los mimos que los técnicos de sonido tuvieron para con ellos, ni un marco privilegiado que desaprovecharon hasta las últimas consecuencias. Los donostiarras «Thee Brandy Hips» consiguieron arruinar la noche con su insípida propuesta, impersonal, fofa, mustia. Daba igual que en un tema quisieran parecerse a los «Smiths» o al siguiente desearan encaramarse a registros bailables, lo del cuarteto fue una de esas demostraciones de impotencia tan evidentes que provocaron una desbandada progresiva. Sin lugar a ninguna duda, lo peor del festival hasta el momento. Cuando se despidieron a la francesa sin abrir la boca -sonrojantes también muchos de sus intermedios- nadie los echó en falta.

Y eso acabó lastrando la actuación del dúo norteamericano «Agent Ribbons». Rock cavernícola que deconstruye garaje-punk a golpe de guitarra chatarrera y batería, y que mereció la paciencia que sus predecesores sí habían obtenido. Y el caso es que Natalie Gordon (voz, guitarra), ataviada con camiseta de leopardo y falda azul de vuelo al bies, fue creciendo, poco a poco, hasta llegar a un final que se perdió la inmensa mayoría. Su primitivo rock no será la última maravilla -la fórmula parece ya explotada hasta la saciedad-, pero sí podía haber obtenido mejor respuesta de no mediar unos nefastos teloneros, verdadera carnaza, apta sólo para que el murmullo generalizado se abriera paso en esta decepcionante noche.