Milán, Efe

Los bravos que recibió el director Daniel Barenboim minutos antes de que arrancara anteanoche la temporada de la Scala con «La Valquiria», de Richard Wagner, anunciaron una larga ovación que culminó al final del espectáculo con casi quince minutos de aplausos.

Antes de mover su batuta, el director argentino-israelí se ganó al público con una breve intervención de apoyo a los trabajadores de la cultura y a los manifestantes que desde horas antes se agolpaban a la entrada de la Scala para protestar contra los recortes al sector promovidos por el Gobierno italiano.

«En nombre de mis colegas, quiero decir que estoy muy preocupado por el futuro de la cultura en Italia y en Europa», manifestó el maestro en presencia del presidente de la República, Giorgio Napolitano.

Inicio reflexivo para la esperada inauguración de la temporada de la Scala, uno de los acontecimientos líricos más importantes del mundo y también noche de gala, reunión festiva para la alta sociedad milanesa, que se encuentra cada año en el templo lírico, como es tradición, el día de San Ambrosio, su patrón.

En cuanto a la dirección musical, el veredicto fue unánime y, de principio a fin, el público reconoció a Barenboim su virtuosismo para ponerse al frente de las complejas partituras del compositor alemán.