Oviedo, Javier NEIRA

El maestro David Lockington convirtió ayer la presentación del nuevo concierto de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) en una detallada lección de música, comentando las obras que va a dirigir con análisis muy precisos. Le acompañaba en la rueda de prensa, celebrada a mediodía en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, Philip Sawyers, compositor de una de las obras que ofrecerán hoy en Avilés y mañana en Oviedo. Lockington es uno de los aspirantes a convertirse en director titular de la OSPA.

Presentó al director y al compositor Ana Mateo, gerente de la orquesta. Recordó que la OSPA enfila la recta final de la temporada con dos programas, uno esta semana y el otro la próxima, también dirigido por Lockington. Mateo contrastó la oferta de esta semana, con dos compositores británicos, Vaughan-Williams y el propio Sawyers y el alemán Beethoven, y las obras que se ejecutarán la semana que viene, factura de Revueltas, Falla y Ravel.

En su turno, David Lockington abordó primero la obra «Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis», de Vaughan-Williams, centrada en el gran polifonista británico. El maestro explicó que se estructura con un cuarteto de cuerda, como solista y separada, una segunda formación con nueve instrumentistas que tocan sin vibrato para dar la sensación de un coro lejano. Una obra de 1910 muy distinta a todo lo compuesto hasta entonces en Inglaterra. Vaughan-Williams era sobrino nieto de Darwin, añadió. Sobre la «Música sinfonía para cuerdas y metal», de Sawyers, segunda pieza del programa, indicó que había tocado como violonchelista en la formación de cámara que encabezaba su padre y que había asistido a la génesis de la obra. En ese punto intervino el compositor Philip Sawyers. Destacó la importancia de volver atrás y considerar influencias como las que ha recibido de Hindemith. Afirmó que siempre se había sentido muy incómodo en el universo atonal ya que, con Hindemith, considera que «la tonalidad es como la gravedad, no podemos escapar de ella».

Lockington tomó de nuevo la palabra para comentar la última obra del programa, la «Séptima sinfonía» de Beethoven. Indicó que apuntaba al minimalismo, con un ritmo base que recorre toda la obra, un carácter pastoral, diversos enfrentamientos, como juegos y bromas, y en el último tiempo hasta un irónico ritmo en sentido contrario. Remató la clase diciendo que las células minimalistas aparecen incluso como silencio.