Oviedo, Raquel L. MURIAS

«Villarina» lo ha conseguido. La osezna más querida de Asturias (compartiendo ranking con «Paca» y «Tola») ya es el primer oso europeo que consigue volver a reintroducirse en el medio natural después de pasar varios meses en cautividad y en contacto con los humanos. Todo un éxito, y no sólo para ella, que vive en libertad en el monte de Somiedo, donde engorda y corretea como sus iguales, sino también para todos los que se involucraron en este proyecto de futuro incierto que se ha resuelto satisfactoriamente.

«Villarina» vuelve a ser noticia porque, desde ayer, se ha liberado de los radiotransmisores que le fueron colocados en su cuerpo para saber cuáles eran sus movimientos. Ahora ya nadie la controlará mediante GPS. «Villarina» ya es un oso como los demás. Esto no significa que desde ahora ya nadie se vaya a ocupar de ella. Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, la Fundación Oso Pardo (FOA) y el Fondo para la Protección de los Animales (FAPAS) seguirán vigilándola. Pero al igual que se hace con el resto de los de su raza, sin «chips», a vista de prismático.

«Villarina» apareció malherida en una cuneta a la altura de Villarín, en el concejo de Somiedo, el 26 de junio de 2008. Dos turistas madrileños se la encontraron, la recogieron y pusieron el caso en conocimiento de las autoridades. La Consejería de Medio Ambiente y el grupo de expertos sobre oso pardo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, apoyados por el FAPAS y la FOA, iniciaron entonces un proceso largo en el que no sólo había que devolver la salud al esbardo, sino que había que conseguir que volviese a vivir en libertad, en los montes de donde había salido.

El 11 de noviembre, una vez sana y con fuerzas, «Villarina» volvió a Somiedo. Los técnicos la soltaron en las inmediaciones del lugar en el que había aparecido. Contra todo pronóstico, la osa se habituó al medio y a pesar de llevar meses entre humanos logró alimentarse, buscó frutos y se adaptó sin problemas al monte. Los expertos quisieron ser cautos y dijeron una y otra vez que era necesario esperar para confirmar el éxito, es decir, el haber conseguido que, por primera vez, un oso que pasó meses en contacto con los humanos y en cautividad lograse reintroducirse en el medio natural.

Pero ayer Villarina se liberó de sus «chips» y ahora sólo porta una marca en una de sus orejas, como el resto de los osos que habitan en los montes de Somiedo. La pequeña osa malherida ha logrado lo que nunca antes se había conseguido y ha sorprendido a todos los que participaron en este proyecto, ya que lo lógico es que los osos que viven en contacto con los humanos no consigan volver a su medio natural.

Las razones son que, después de un largo contacto con los humanos, buscan su presencia para obtener alimentos y suelen acercarse a las zonas de población.

La pequeña «Villarina» se las ha arreglado sola para comer y para hibernar, pero, por si caso, la Consejería de Medio Ambiente guarda alimentos congelados que podrán proporcionársele en caso de que se vea que el esbardo está sufriendo porque no logra encontrar comida por sí mismo.

Desde ayer la osa «Villarina» ha dejado de ser un ejemplar vigilado para volver a recuperar su condición de oso en plena libertad. Ahora seguirá su vida tranquila en los montes del parque natural de Somiedo, un paraje que presume orgulloso de ser el entorno que consiguió que el esbardo volviese a su hábitat natural, de donde salió un día desorientado y malherido para volver sano y con fuerzas para recuperar su vida en libertad y vivir como un oso.

El seguimiento sólo se efectuará ahora a vista de prismático, sin necesidad del GPS