Gijón, María IGLESIAS

La guitarra de Al Di Meola rezuma jazz por todos sus costados. Jazz pervertido por Larry Coryell, Barry Miles o Chick Corea. Jazz depravado y mejorado gracias a sus trabajos con grandes músicos y con estrellas del jazz-rock como Jan Hammer, Steve Gadd, Jaco Pastorius, o Mingo Lewis. En definitiva, jazz.

Este neoyorquino, que hoy cumple 55 años sobre la arena de la plaza de toros de El Bibio, supo ganarse el apodo de «guitarrista más rápido que su sombra» gracias a su virtuosismo con las cuerdas. Di Meola es el encargado de abrir hoy, a las diez de la noche, el Festival de Jazz de Gijón, donde comparte cartel con «Roy Haynes Trío», «The Manhattan Transfer» y «Spyro Gyra».

El maestro del jazz fusión conoció con tan sólo 16 años al responsable de introducir la guitarra eléctrica en el sonido jazzero de la década de los sesenta, Larry Coryell. Fascinado por su música, siguió todas sus actuaciones en los clubes neoyorquinos, ganándose su amistad y beneficiándose de sus consejos. La guitarra y el jazz ya formaban parte del cuerpo de Di Meola cuando se matriculó en la Berklee College of Music de Boston. Aunque pronto abandonó las aulas para tocar en el quinteto de Barry Miles. Su fama creció tan rápido que incluso llegó a los oídos de Chick Corea, quien en el año 1974 lo llamó para reemplazar a Bill Connors en la orquesta que Corea dirigía junto a Stanley Clarke, «Return to Forever». Sin embargo, aquello no había hecho más que empezar. Tras tocar con Les Paul, Paco de Lucía y John McLaughlin, junto a quienes formó, a principios de los años ochenta un trío mundialmente reconocido, Di Meola decidió que no tenía nada que demostrar.

Considerado un genio, tanto en guitarra eléctrica como en acústica, el neoyorquino hizo votos de sobriedad. A partir de entonces, su música se vuelve más elaborada, más cerebral e incluso apela a la instrumentación electrónica. Al Di Meola llega así a una etapa de madurez que no le incita al exhibicionismo, como ha sido el caso de McLaughlin o Larry Coryell. Tres álbumes de oro, 21 grabaciones y seis millones de álbumes vendidos avalan la trayectoria de uno de los grandes guitarristas del jazz. Sus conciertos, su música ecléctica y su fusión de ritmos siempre son un éxito garantizado, porque lo que ofrece Al Di Meola es armonía, ritmo e inspiración brillante. En definitiva, buen jazz.