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Alexia Espiño de Oviedo, Neva Cosío de Carreño y Manuel Alvargonzález de Gijón, tuvieron que presentar varios trabajos para lograr una plaza en esta expedición. Los tres coinciden al destacar lo bien que lo pasan en la convivencia con personas de culturas y países tan diferentes. Los asturianos sueñan con el momento de viajar a Chile y reencontrarse con sus amigos ruteros. La promesa de unas navidades veraniegas en un país sudamericano es una perspectiva apasionante para ellos.

Alexia se presentó a las pruebas de selección porque le «entró el gusanillo» gracias a su hermana que participó en 2004. «Mi hermana siempre me animó porque había sido una experiencia muy bonita para ella», confiesa la joven que quiere estudiar medicina o biología en el futuro.

La ovetense, que comparte tienda de campaña con una chica de Granada y otra de Perú, escribió un cuento sobre los indios mapuches de Chile y sueña con conocer todos los lugares que por ahora sólo ha visto en fotografías. Para ella, viajar al país sudamericano en diciembre es una ventaja porque no se les acumulará el cansancio que acarrea realizar las dos etapas, la española y la americana, seguidas.

Por su parte, Neva Cosío, se inspiró en la leyenda de la Ciudad de los Césares para realizar una ilustración. «Es la historia de una ciudad mítica, como la leyenda de El Dorado pero en Chile», explica orgullosa porque nunca ha dado clases de arte ni se había enfrentado a un dibujo tan en serio. Ella duerme en la misma tienda que Dimitra de Grecia y Xochitl de Panamá y le da un poco de pena dejar a muchos amigos con la relación «a medio arrancar», pero sabe que en diciembre se van a reencontrar con muchas más ganas.

El único chico del trío de asturianos, Manuel, presentó para participar en la Ruta un trabajo histórico sobre Galileo. Ya lo había intentado el año pasado y no tuvo suerte. «Un primo mío participó en 2008 y este año lo intenté de nuevo con muchas más ganas», asegura. Para Manuel este viaje es «perfecto, porque conocer tanta gente de sitios tan diferentes es algo que no puedes hacer más que aquí». Él comparte tienda con un chico de Madrid y otro chileno, que en diciembre actuará como un perfecto anfitrión para sus compañeros.

Los tres lograron su plaza en esta expedición con trabajos muy diferentes pero con la intención de lograr el mismo fin. Además, los tres comparten algo más que la juventud y coinciden al destacar la generosidad, la convivencia y la capacidad de superación como tres de los pilares básicos de la Ruta Quetzal.

La etapa española del viaje concluyó el pasado sábado después de casi 20 días de recorrido por España. Por delante tienen ahora cinco meses en los que internet se convertirá en la mejor arma de contacto hasta que se vuelvan a encontrar en diciembre bajo la Cruz del Sur, al calor del verano chileno y en busca de la ruta que hace mucho tiempo inspiró a Daniel Defoe para contar las aventuras de Crusoe.

Para poner en marcha a los más de 270 jóvenes que componen la expedición los madrugones son obligatorios. El pasado 22 de julio la Ruta amaneció en el monasterio de Valvanera, en la Rioja. A las 08.20 horas ya estaban todos preparados para comenzar la caminata de 30 kilómetros que los llevaría a través de la Sierra de la Demanda hasta otro monasterio, el de San Millán de la Cogolla. Tras comer unos bocadillos a mitad de camino y reposar un rato, el grupo se puso de nuevo en marcha, desfilando en formación individual porque el camino era estrecho y las cuestas a bajar empinadas y llenas de rocas. Pasadas las siete de la tarde el grupo irrumpió en el apacible monasterio de San Millán y comenzaron los preparativos para instalar las tiendas. La mayoría aún guardaba fuerzas para cantar y saltar durante la ducha al aire libre. La dureza de la jornada se dejó notar bien caída la noche, cuando la mayoría no pudo aguantar el sueño mientras el director del planetario de Pamplona, Javier Armentia, contaba historias de estrellas, planetas y galaxias lejanas.

Los tres asturianos destacan la generosidad, la convivencia y la superación personal como pilares básicos de la Ruta Quetzal