Oviedo, Cecilia SÁNCHEZ

Después de cuatro décadas gloriosas, el siglo XXI está arrinconando a la canción del verano en el olvido. Ahora bien, ¿es posible un futuro sin canciones del verano?

El primer verano del nuevo milenio no parecía presagiar la crisis actual de este fenómeno. En 2000, un curioso personaje llamado King África conseguía que toda España menease las caderas «suavecito para abajo» al ritmo de «La bomba». En la radio tampoco se paraba de emitir un nuevo éxito seudoflamenco, «Ya no quiero tu querer», de José el Francés. Hasta Marcos Llunas, hijo del inefable Dyango, se atrevía con «La reina de las diosas». En 2001 triunfaban Sonia y Selena con su (único) éxito «Yo quiero bailar», en cuya letra venían perlas de la sabiduría veraniega como «cuando llega el calor, los chicos se enamoran». Coyote Dax adaptó al español el hit del padre de Miley Cyrus, y ese verano fue habitual ver a numerosos grupos de personas tocadas con sombreros vaqueros tratando de coordinarse para bailar «No rompas mi corazón».

En 2002 estallaba el «fenómeno OT», y con él la producción veraniega de los «triunfitos». Sin embargo, ni Bisbal con su «Ave María» fue capaz de competir con el «Aserejé» de «Las Ketchup», la canción española con más éxito desde «La Macarena» y, cómo no, con baile espasmódico incluido. La canción sonó tanto que se tradujo a varios idiomas e incluso se dijo que la letra ocultaba un mensaje satánico.

En estos años apareció el reggaetón, llamado a dar un nuevo aire a la canción veraniega. En 2003 Lorna consiguió meter su «Papi chulo» en todas las discotecas; al año siguiente tomó el testigo Don Omar con «Dale Don Dale» y en 2005 llegó la canción definitiva: «La gasolina», de Daddy Yankee. No obstante, Don Omar tuvo que compartir su éxito con otra canción de letra ininteligible, porque estaba en rumano: «Dragostea din tei». «Los Morancos» aprovecharon para hacer una versión («marica tú, marica yo, marica ¿quién?») que también triunfó bastante.

El año 2005 empieza la cuesta abajo. Ese verano la duda estuvo entre Alejandro Sanz y Shakira, con «La tortura», y Juanes, quien marcó estilo con su «Camisa negra». En 2006 El Koala insistía en que iba a hacer un corral, pero su éxito fue muy débil en comparación con sus antecesoras. Desde entonces, no ha habido ninguna composición digna de ocupar el trono de las canciones del verano.

Existen tres razones que explican el agotamiento de este género: la tendencia de las radiofórmulas a pinchar éxitos ya consolidados antes que canciones nuevas, las descargas de internet y el auge de radios on-line como Last FM o Spotify, que permiten al usuario escuchar canciones «a la carta».

Así, es muy difícil identificar unánimemente la próxima canción que taladrará tus oídos todo el verano, pues variará en función de los gustos de cada público.

Algunas de las canciones con la etiqueta «del verano» fueron fruto de la casualidad, pues estaban pensadas con otros fines: numerosos temas de anuncios se han hecho un hueco durante los meses más tórridos. Coca- Cola sentó precedente al utilizar «Chihuahua», de Dj Bobo, o «Del pita del», de Orleya, como sintonías de sus anuncios.

La campaña que obtuvo mejores resultados por su originalidad fue la lanzada por la ONCE en 2003 bajo el lema «elegir la mejor canción del verano». ¿Quién no ha canturreado alguna vez «Tú me das cremita» o «Tengo chopitos, tengo croquetas, tengo jamón»? Canciones sencillas que parodiaron con precisión el espíritu del single del verano. La campaña se llevó entre otros premios un «Ondas» a la mejor creatividad en radio.

Más ejemplos: «Amo a Laura», canción de supuesto rechazo al sexo promocionada por la MTV o «El chiki chiki», catapultado desde el programa de «Buenafuente» hasta Eurovisión. La canción no convenció y el verano de 2007 se quedó huérfano de melodías machaconas.

Actualmente, son dos las canciones de anuncios que se están convirtiendo en melodías muy pegadizas: «Con poco me lo monto», de «Zodiacs» (Fanta) y «Summercat» (Estrella Damm), de los suecos «Billie the Visión & The Dancers». La canción del verano ya no es lo que era. ¿Habrá que llamar a Georgi Dann?

Clásicos del verano como «Black is Black», «Saca el güisqui Cheli» o «Hay que venir al Sur» ya quedan muy lejos. En los últimos 10 años el «ranking del chiringuito» ha dado el número 1 a las siguientes canciones:

2000. «La bomba», King África

2001. «Yo quiero bailar», Sonia y Selena.

2002. «Aserejé», «Las Ketchup».

2003. «Papi chulo», Lorna. La ONCE llena las emisoras españolas de chopitos, medusas y cremita.

2004. «Dragostea din tei», «O-Zone».

2005. «La tortura», Alejandro Sanz y Shakira; «La camisa negra», Juanes, y «La gasolina», Daddy Yankee.

2006. «Opá, yo viazé un corrá», El Koala. Compite estrechamente con «Pa' mi guerrera», de Huecco, y el «Amo a Laura».

2007. Opciones para todos los gustos: «Micromanía», de «Tatagolosa»; «Las de la intuición», de Shakira; «Umbrella», de Rihanna; «Lamento boliviano», de David Mata, o incluso el éxito freak del programa «Factor X», «Ponte el cinturón».

2008. «El chiki chiki», de Rodolfo Chikilicuatre, se queda a las puertas del podio veraniego.

2009. La más firme candidata parece ser «Summercat», de los suecos «Billie the Vision & The Dancers». La canción es la banda sonora del spot de la cerveza Estrella Damm.