Oviedo, Cecilia SÁNCHEZ

El escanciador eléctrico lleva en el mercado desde 2006, pero en estos tres años se ha convertido en un imprescindible en numerosos restaurantes y hogares asturianos.

La empresa gijonesa Eolo es la poseedora de la patente de este producto. Dentro de su división Eolo Innova, se trabaja en inventos que pueden facilitar la vida a la gente, como el caso del desescamador de peces (en el que están trabajando ahora) o el «ayudante de escanciador».

Rafael Prieto, presidente ejecutivo de la compañía, explica que la idea original nació «por casualidad». Prieto partía de la premisa de «o no se escancia, o no sabe bien», y como había personas que no podían escanciar por circunstancias físicas o por no disponer de sitios adecuados para escanciar, pensó que con este invento podría satisfacer sus deseos. Y para qué negarlo: si la sidra está recién escanciada, ¿quién puede resistirse a un culete?

A pesar del éxito del invento (Eolo tiene contratos de exportación de sidra hasta con Rusia), algunos todavía se siguen preguntando por su utilidad. Prieto explica que las reacciones que suscitó el producto (que ya va por la tercera generación) fue para todos los gustos: desde «qué idea más buena» a «me vas a jorobar» o incluso «estáis rompiendo la tradición». En este sentido, el presidente de la compañía afirma no entender «por qué los lagareros no comprenden la razón de ser del invento» y expresó su convencimiento de que el consumo de sidra «se ha triplicado en toda España». Prieto lo ve así: «Tú vas a todos los supermercados y está petado de sidra, porque gusta y es más barato que el vino».

En cualquier caso, la pasión por la sidra va más allá de las discusiones sobre el respeto a la tradición. El empresario defiende que «allí donde hay asturianos, hay escanciadores», y señala que su empresa exporta el producto a numerosos países (México, Rusia, China?) precisamente por este hecho. Prieto dice que el ayudante del escanciador se ha convertido en «un regalo muy socorrido, porque hay gente que no puede beber sidra», y cuenta cómo numerosas personas van a comprar el producto para regalárselo a los familiares que viven en el extranjero. No en vano, numerosas personas han recibido el «ayudante de escanciador» con los brazos abiertos; por algo ya se han vendido más de 100.000 unidades del producto. Puede afirmarse incluso que es un aparato de los que enganchan. Prieto cuenta una anécdota: hace poco, un hombre le contó que había sido el primero en introducir el escanciador en su pueblo. Ahora, «lo tenían todos los del pueblo gracias a él».

¿Acabará esta fiebre por el escanciador eléctrico con el escanciado «manual», el de toda la vida? El experto rechaza esta posibilidad. De hecho, cuando se le pregunta su opinión sobre si se está perdiendo la costumbre de escanciar al estilo de toda la vida entre las nuevas generaciones lo vería «muy mal», y por eso lanza el siguiente argumento: «Debería haber más escuelas de escanciadores, no sólo para la restauración», sino también para que no se pierda la vieja tradición.

Como el mecanismo era complejo...

Aunque existen tres modelos de escanciador, el más llamativo es el muñeco «Isidro». Por cierto, ¿no se parece a Manolo Preciado, el entrenador del Sporting?

«También se parece a Tino el Roxu, y al presidente de Cantabria, al anterior presidente de la patronal de CC OO?», cuenta Rafael Prieto jovialmente. «"Isidro" es toda esa gente y más, pero no tiene nada que ver porque nació de una fotografía de Einstein». ¿Cómo? «Felipe Campo, el diseñador, tenía una fotografía de Einstein colgada en su estudio. Le llevamos una manzana y le pedimos que le pusiera una cara y un cuerpo para esconder la botella. Él pensó que, como el mecanismo era complejo, le iba a poner la cabeza de alguien complejo». Otra anécdota: muchas personas piden a Prieto un «Isidro» con la cara de un ciclista determinado o de los colores de un equipo de fútbol. Actualmente, la empresa tiene la licencia del Sporting para fabricar modelos con la camiseta del equipo. Pues eso, que «Isidro» se adapta a todo.