Majada de Belbín (Onís),

Rebeca AJA

Sobre el Cantón del Texéu, en el corazón de la montaña de Covadonga, dos jaulones y dentro de ellos «Leoncia» y «Deva», aún con el plumaje juvenil propio de dos hembras de quebrantahuesos con 130 días de vida recién cumplidos, 5 kilos de peso y una envergadura de 2,70 metros. Con aires de jefa la primera, algo más recatada la segunda, ambos ejemplares de quebrantahuesos abandonaban, pasadas las doce del mediodía de ayer, la jaula donde han permanecido cautivos los últimos treinta días para fijarse a su nuevo hábitat. Una especie de fase de «enamoramiento territorial» previo a la suelta, con la que se pretende iniciar la reintroducción de la especie en el parque de los Picos, más de medio siglo tras su extinción.

El vuelo más esperado sobre los Picos de Europa se hizo de rogar. El primer alzado de las puertas laterales de los jaulones situados en la cresta del Texéu, en la majada de Belbín (Onís), lo abortaba una espesa niebla que media hora más tarde dejaba abierta una ventana suficiente para que la batería de espectadores apostados en la vega, a los pies del Cantón del Texéu, que ayer siguieron lo que unos y otros bautizaron como un día «histórico», contemplara los primeros avances de «Leoncia» y «Deva» en libertad. Ni una ni otra volaron en las horas siguientes, pero las dos mantuvieron el contacto visual en su reconocimiento inicial por la pared de la montaña.

«Leoncia» y «Deva» son los dos primeros ejemplares de quebrantahuesos soltados en los Picos de Europa tras casi un lustro del proyecto de reintroducción de la especie, que han asumido el Estado y las tres comunidades autónomas que comparten el espacio protegido, Asturias, Cantabria y Castilla y León. También participa la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), con el respaldo de entidades locales y grupos conservacionistas como la Sociedad Española de Ornitología SEO/BirdLife y el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS).

Representantes de todos estos organismos participaron ayer en la suelta de los primeros polluelos, acto que inauguró el consejero de Medio Ambiente, Francisco González Buendía, quien agradeció especialmente el apoyo prestado por el colectivo de pastores de los Picos de Europa. Precisamente, el nombre de «Leoncia» es un guiño a una pastora del mismo nombre que se crio en la montaña de Covadonga, en la majada de Ario, donde también crio siete hijos en unas condiciones más difíciles que las de nuestros días.

Gerardo Báguena, presidente de la FCQ, explicó que «la clave» del proyecto consiste en «generar cada año un núcleo fundador mínimo para que los quebrantahuesos que lleguen solos desde los Pirineos a los Picos ya no les compense regresar y se establezcan en esta Cordillera».

Báguena calificó la reintroducción de un «refuerzo de una dispersión natural» y vaticinó la posibilidad de que los polluelos «mueran por la alta tasa de mortalidad en los pollos de un año». Ambas hembras están equipadas con un emisor por satélite y un emisor de radio de telemetría convencional (dispositivo que permite localizarlos en tiempo real en cualquier parte de España donde se muevan).

La comunidad de Aragón ha sido la donante de los dos individuos soltados en los Picos y recuperados de nidos con un historial reproductor «deficiente o nulo», comentó Báguena. Uno de los ejemplares procede de un nido que lleva 22 años fracasando en libertad (hay 22 hermanos muertos antes que él) y el otro, de un nido con nueve fracasos consecutivos. Como refuerzo del proyecto, el Principado anunció ayer la apertura, este mes, del centro de interpretación de la especie construido en Benia de Onís. Todo para que el quebrantahuesos quiera, otra vez, ser asturiano.