Hay quien asegura que la mejor forma de conocer a fondo una ciudad es recorrerla a pie durante varios días y sin apenas descanso. Pero para los más perezosos, para aquellos que prefieren los tours turísticos en esos autobuses que recorren los puntos de mayor interés con el techo descapotado, la primera opción resulta un auténtico suplicio. Por eso, y pensando en los visitantes más comodones, la empresa Eco-lógica ha traído a Gijón la gran revolución en transporte turístico, el «segway». Este aparato, parecido a un patinete eléctrico pero con unas grandes ruedas situadas en paralelo a cada uno de sus lados, se mueve con sólo inclinar el peso del cuerpo hacia la dirección que se desee. Es, por tanto, un fantástico compañero de viaje para el turista remolón.

Irene Acuña y David Gómez son los dos jóvenes emprendedores gijoneses que han puesto en marcha esta innovadora iniciativa. «Tenemos muchísimas solicitudes para las despedidas de soltero. Hay sábados que tengo doce peticiones por la mañana, veinte por la tarde y otras diez por la noche», explica.

El tour más solicitado es el que tiene lugar por el litoral. Los aparatos se alquilan durante una hora y media por un precio de 25 euros y un guía conduce a los clientes por un vistoso y atractivo recorrido. «Dejamos tiempo para que los usuarios se hagan fotos y disfruten con el paisaje», comenta Acuña.

Ayer, Pedro Álvarez invitó a su mujer, Cus Noval, y a sus dos hijas, Claudia y Laura, a realizar este recorrido por la costa. Aunque vive en Gijón desde hace muchos años, esta familia tenía ganas de contemplar algunos de los rincones más visitados de la ciudad desde una perspectiva diferente. «Habíamos pasado por delante de la tienda en varias ocasiones y nos había llamado la atención. Luego vimos durante varios días seguidos a grupos de personas paseando por la playa con los "segways", así que decidimos que teníamos que probarlo como fuese», relata Álvarez con nerviosismo, momentos antes de subirse al aparato por primera vez.

La ruta comenzó en la calle Marqués de San Esteban, donde Gómez enseñó a la aventurera familia el funcionamiento del «segway». «Las niñas son las que mejor lo manejan porque están acostumbradas a todas estas cosas tecnológicas de tanto jugar a la videoconsola», decía Cus Noval.

Una vez dominados los movimientos básicos, se desplazaron en fila india, a poca velocidad y a una distancia de un metro y medio entre cada uno, hasta el paseo de la populosa playa de Poniente. Allí, los paseantes que abarrotaban la zona se apartaban para dejar paso a los «segways» mientras los miraban con atención y cierta envidia, como si hubiesen visto un Ferrari por el retrovisor. Tras dejar atrás el puerto deportivo, cruzaron la calle para bordear la estatua de Don Pelayo y subir sin ningún esfuerzo la cuesta que les llevaba al Cerro Santa Catalina. Allí detuvieron las máquinas durante unos instantes para recrearse con las espectaculares vistas. Después de tomar unas cuantas fotos, retomaron la ruta junto al Club de Regatas y descendieron hasta el Muro de San Lorenzo.

La vuelta la efectuaron con una hermosa puesta de sol de fondo que hizo el viaje aún más agradable. «Sin duda ha merecido la pena, es ideal», coincidían todos al acabar.

Además del recorrido por la costa, muchos gijoneses optan por realizar el del interior. «Como están cansados de ver la playa todos los días, prefieren hacer rutas como la senda fluvial del Piles, que es menos turística», aclara Acuña.

El «segway» es muy seguro porque no supera los 20 kilómetros por hora de velocidad. Aun así, se aconseja el uso del casco en niños menores de 16 años. «De momento no hemos tenido ningún problema desde que abrimos en febrero, pero siempre tenemos que advertir a los de las despedidas que vayan con cuidado porque les encanta hacer carreras», asegura Acuña.

Otra de las novedades que ha introducido esta empresa en la ciudad es el alquiler de bicis. «Sólo algunos hoteles las alquilaban para los turistas, así que nos pareció que era un servicio necesario», dice la propietaria. No son las clásicas bicicletas de alquiler, son modelos glamurosos, de esos que montaban los Beach Boys en las portadas de sus discos en los años sesenta. Además, existe la posibilidad de alquilar tándems, bicicletas pensadas para ser llevadas por dos personas. «Están teniendo mucho éxito porque la gente se lo pasa mejor que pedaleando sola. Es una experiencia muy divertida. Ahora estamos esperando que nos llegue un nuevo modelo estadounidense que cuesta alrededor de 750 euros pero que es una auténtica maravilla. Yo me iría a hacer el Camino de Santiago con él», comenta Gómez ilusionado.

La empresa Eco-lógica ha conseguido introducir en Gijón un nuevo concepto de transporte urbano y turístico que tiene cada vez más adeptos. Si la moda se extiende, puede que todo gijonés acabe teniendo un «segway» en vez de un coche en su garaje. El genuino dueño de Apple, Steve Jobs, ya sugirió hace algunos años que las ciudades del futuro serían diseñadas alrededor de este novedoso medio de transporte.

El «segway» es un manejable vehículo que se mueve con sólo inclinar el cuerpo en la dirección deseada

El recorrido más solicitado es el que tiene lugar por el litoral y tiene un precio de 25 euros por un tour de hora y media