Elia IGLESIAS

«Un globo, dos globos, tres globos, La Tierra es el globo donde vivo yo», decía la canción. Esta melodía infantil que todos recordamos no tendría ya nada que ver con la mayoría de nuestras vidas. Sin embargo para el francés Jean Philippe aún no ha perdido el significado. Ayer este mago de los globos pasó por el escenario de Los Jardines de la Reina para participar en el programa «A ver la ballena» que la autoridad portuaria organiza en Gijón desde mediados de julio.

Jean Philippe vivía en Burdeos pero nació en la ciudad de Cognac. Confiesa haberse marchado a Madrid por amor y reconoce que a pesar de tener unos añitos de más es capaz de hacer cualquier cosa con un globo de látex. «Nací en la ciudad de Cognac y viví muchos años en Burdeos, como se puede observar esto ha influido mucho en mi personalidad. La ciudad del vino, del buen Cognac. ¿Qué porqué deje Francia para venirme a España? Pues por amor. Aunque luego no salió del todo bien», relata Jean Philippe.

No es muy habitual en el mundo de la magia ver a un mago creando trucos con globos. La gran mayoría se dedica a hacer figuras de lo más simple para deleite de los más pequeños. Por ello la globoflexia es una técnica nada sencilla y bastante cara. Philippe recuerda cómo fueron sus comienzos y qué le hizo decidirse por el mundo de lo hinchable. «Empecé primero en el circo, después, conocí un mago profesional que trabajaba con globos y me di cuenta de que me apetecía hacerlo. Ya llevo más de 18 años practicando con ellos», asegura Jean Philippe.

Aún así nadie dijo que los comienzos fueran fáciles. «Nunca se sabe si vas a poder llegar a ser un profesional o no. Hay que vivir esto como una afición.Luego el tiempo dirá. Es un poco como la lotería», relata el mago.

Pese a que el camino no fue un «camino de globos» y como aseguran las palabras del propio mago «es una lotería», este francés ha logrado su sueño con creces. Trabaja como profesor y conferenciante para la escuela Ana Tamariz y además ha creado su propia tienda de globos. «Llevo muchos años con Ana Tamariz y con su padre Juan Tamariz. Me han ayudado mucho en mi trayectoria profesional. También he montado una tienda de globos. Toda la gente que viene a la escuela viene a mi tienda a comprar productos de magia y sobre todo globos», afirma Philippe.

Lo que queda claro después de hablar con Jean Philippe es que el mundo de los globos no es nada barato. Ya que como comentaba entre risas el propio mago, «el precio de la bolsa de látex ha subido muchísimo». Por esto y también un poco por culpa de ese ego mágico que los ilusionistas tienen, el francés, asegura que «no me gusta nada que se me rompa un globo».

Los Jardines de la Reina estaban llenos y no solo los niños prestaron atención a Jean Philippe. «Me gusta llamar la atención de los adultos. No se puede olvidar que los adultos no dejan de ser niños a los que la sociedad obliga a convertise en adultos», sentencia el mago.

Y así fue. Varios voluntarios subieron al escenario «A ver la ballena» con este artista de lo hinchable. Jean Philippe quiso presentarle al público gijonés a su abuelo. Y aunque se olvidó de la fotografía de su pariente, logró salir del apuro recreándolo con globos. Muy recurrente. A lo mejor el año que viene vuelve a Gijón. Quizás lo haga en avión o en autobús. Quizás en globo. Con un francés nunca se sabe.