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Unos grandes sombreros de colores fue el atuendo estrella de este año. Y para algunos, el carro con la sidra fue la atracción. Numerosos grupos se acercaron hasta el campo timoteíno con todos los bártulos para celebrar el gran día. Antes de la misa, cada uno había elegido su sitio. La protagonista: la sidra. Un total de 120 botellas se llevó el grupo de Rafael García, de Otur. «Seguro que lo bebemos todo», vaticinaron.

La mayor parte de los grupos organizó la fiesta desde días antes. Es cuando se ponen de acuerdo para cocinar la comida campestre, comprar la bebida y saber cuál va a ser el atuendo: habitualmente una camisa con una «T», más conocida en la villa como chambrón. Ayer se contaron por decenas en el campo.

David Barreiro asegura que un día así no se puede contar: «Tienes que vivirlo». Y es que fueron muchos los que ayer, y un año más, volvieron a emocionarse con los festejos de San Timoteo, con la imagen del santo y con la canción del cumpleaños feliz, que este año, cuando se cumplen 100 de la fiesta, sonó con más fuerza. Los timoteínos danzaron al son de la música y de las charangas.

Fueron muchas horas de fiesta que dieron para divertirse por todo lo alto. Como lo hizo Diego López. El joven de Luarca es uno de los asiduos a tocar la campana de la capilla de San Timoteo. Esa que suena por todo el campo cuando se inicia la romería. Y este año no sucedió como el pasado, cuando se rompió el cordón. «Estamos más preparados», rio.

El día del centenario, esperado en Luarca desde el 1 de enero, cuando la Cofradía de San Timoteo celebró el inicio del año que conmemora los 100 de fiestas de verano luarquesas, quedó en el recuerdo de muchos.

Y por si acaso, una placa, descubierta ayer, recuerda ahora en la capilla el año del centenario, el día que el santo bailó como nunca durante la procesión. La ocasión lo merecía.

La sidra fue una de las protagonistas de la comida campestre, a la que las peñas fueron bien pertrechadas de alimentos