Gijón, J. E. CIMA

El madrileño Manuel Cepero perdió la vista a los siete años. El pasado jueves, tres décadas después y junto a Oscar Domínguez, protagonizó una gesta que quedará para la historia del Urriellu. Fueron los primeros ciegos totales en subir a la cima del Naranjo de Bulnes.

Antes, el 19 de septiembre de 2006, la aragonesa Raquel Alejandre hizo historia en el Picu Urriellu al ser la primera persona con discapacidad visual en subir, auxiliado por el militar gijonés Manuel Suárez. Al año siguiente otro discapacitado manchego con problemas en la vista también llegó a la cumbre del Naranjo de Bulnes. Pero nunca habían escalado hasta su cima dos ciegos totales. Los madrileños Manuel Cepero y Oscar Domínguez subieron por la cara Sur directa de los hermanos Martínez, guiados por cuatro expertos del grupo militar de alta montaña de Jaca, entre ellos el brigada gijonés Manuel Suárez.

Manuel Cepero y Oscar Domínguez, que pertenecen a la Asociación Deportiva Medio Natural y Discapacidad de Aragón, estaban felices y agradecidos a su club y a la ayuda que les prestaron los militares Germán López -que iba en cordada con el primero-, Manuel Suárez -que hizo pareja con el segundo-, Alberto Carrillo y Rafael Soba -que ayudaban señalando el camino.

Cepero perdió toda la visión a los 7 años y ahora con 40 ya tiene una gran experiencia como montañero porque estuvo por el Mont Blanc, Kilimanjaro, Aconcagua, Monte Rosa y hace un mes quedó segundo en el gran campeonato internacional para discapacitados en Daone (Italia).

Ahora afrontaba su primera escalada pura de verdad sobre esa pared de 250 metros vertical en el Naranjo. Cepero explica que «se tenía ese reto del Picu Urriellu y nos fundimos todos en un gran abrazo en la cumbre e hicimos las fotos de rigor. Lo más difícil fue pasar un tramo de quinto grado de dificultad y lo bueno llevar grandes compañeros al lado. Me sorprendió la gran profesionalidad de los militares para el tema de escalada y la seguridad que manejan».

Mientras que Domínguez, de 41 años, señala que «lo complicado fue al principio porque estábamos fríos de esperar y había un tramo complicado al estar muy lavado y con viento. Teníamos mucha ilusión por hacer esa vía mítica y clásica. Fue una gran alegría llegar arriba en nuestra primer gran escalada. La clave estuvo en los cuatro días de entrenamiento en Jaca».

Manuel Suárez, de 44 años, lleva desde 1990 en la escuela militar de montaña de Jaca. Ya estuvo en las grandes montañas de los Alpes, los Andes, el Himalaya, las Montañas Rocosas o los Picos de Europa. Explica que escogieron subir al Urriellu «por ser la montaña más emblemática de España por su desnivel y porque aquí nacieron las grandes gestas del alpinismo. Cepero y Domínguez era la primera vez que afrontaban una escalada pura y respondieron bien».

Al ser ciegos totales cada uno de ellos llevaba una cordada con un militar en los 250 metros de pared vertical y también en los 200 finales hasta la cumbre que normalmente es de trepar pero ellos por seguridad iban sujetos.

Manuel Suárez tiene claro que « el viento molestó mucho y entrañaba un poco de peligro, pero los dos son deportistas bien preparados. No les hemos subido, tan solo les orientábamos donde poner el pie o la mano. Para ser su primera gran escalada lo hicieron muy bien y lo prueba que en tres horas y media subieron y bajaron el Picu. Seguro que ahora se marcaran nuevos retos. Creo que hacemos una gran labor al orientar a estos ciegos en la montaña porque tienen una ilusión enorme por superar obstáculos».

Este grupo militar de alta montaña de Jaca está en su 25 aniversario. En septiembre habrá otra expedición con ciegos al Himalaya.

«Teníamos este reto y en la cumbre nos fundimos en un abrazo con estos grandes militares», asegura Cepero