Hay quien mide el disfrute de las vacaciones por el nivel de melanina de la piel ajena. «Chico, ¡qué moreno estás! Se nota que te ha sentado bien el descanso». El joven en cuestión había pasado quince días en la casa de veraneo de sus padres, en Valencia de Don Juan, tratando de olvidar que su pareja le había dejado por otro y que, gracias al ERE de su empresa, ya no tendría que levantarse a las ocho. El chico replicó a su interlocutor con una media sonrisa: «Ya ves, estoy quemado por dentro y por fuera», y se fue, no sin antes ajustarse unas oscuras gafas modelo aviador. Pese a que el sol provoca un aumento de la sustancia química responsable de la felicidad en nuestro cuerpo, la serotonina, no siempre es garantía de satisfacción ni ofrece el destino estival perfecto. Miles de personas disfrutaron hace dos días de la fiesta del Sella bajo la lluvia y son muchos los que eligen esta tierra como destino turístico sin seguro de bronceado incluido. Como dice una marca de muebles sueca, «tengo derecho a mi fiesta».