Siempre se habla de la incidencia de las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles y los daños que pueden ocasionar en la salud del usuario. Ayer, día de pleno verano, antesala de la «semanona», jornada para bailar el Xiringüelu con la música en Pravia y con la marea apretujando a bañistas contra el muro en San Lorenzo a final de la mañana, eso que ayer descubrí la incidencia de otro tipo de radiaciones y su relación con los teléfonos móviles. Los rayos UVA, vamos el sol, inhabilitan por completo los teléfonos, al menos de los políticos. Ronda de llamadas a media mañana y no lo cogía ni el Tato, que diría Rajoy. Así que la conclusión es sencilla, cuando hace sol los móviles de la cosa pública no funcionan. No tengo muy claro si es que la luz del sol incide en el litio y se «come» las baterías o es que los rayos interfieren en la cobertura. Lo cierto es que se hace imposible localizar a cualquiera de esos a los que les pagamos el teléfono.