Gijón, Susana F. SERRÁN

Un estudiante de Filosofía acusado de narcotráfico, una joven inmersa en el mundo del sexo, y un cónsul que bebe demasiada ginebra. Los protagonistas de la nueva novela de Santiago Gamboa (Bogotá, 1965) luchan por sobrevivir en la Colombia del ex presidente Álvaro Uribe. Apodado «Hijo de la "Semana negra"» por Paco Ignacio Taibo -ha estado más de 10 veces en el certamen-, el escritor colombiano llega de nuevo a tierras gijonesas para presentar su trabajo, «Plegarias nocturnas».

«Esto es lo que yo he denominado "novela negra involuntaria", porque lo que es negro no es la novela, sino la realidad que refleja». Gamboa reflexionó ayer, en la presentación de su obra, sobre un género literario que en Latinoamérica no existe como tal. Ni Mario Mendoza ni Juan Gabriel Vásquez, por ejemplo, se propusieron, según Gamboa, escribir novela negra; querían, simplemente, reflejar el clima de violencia y tensión que recorre las entrañas del país. «Hacemos un género híbrido que refleja la violencia endémica de nuestra sociedad», asegura el escritor. Lo negro, la tiranía de la política, la corrupción, o el paramilitarismo. Todos los elementos se entretejen en la tela de araña que nos presenta un pervertido universo literario. En medio de la marabunta, un joven estudiante colombiano, uno de los protagonistas, se propone buscar a su hermana, único lazo de amor que puede tener. Sin embargo es acusado de un delito de drogas y encerrado en una cárcel de Bagkok, Tailandia. Un cónsul de dicho país escucha la historia del joven, que le inspira ternura; y pronto entiende que la búsqueda de la chica es cosa suya.

«A mí me gustan los temas clásicos de la literatura que, en total, no pasarán de unos veinticinco», afirma Gamboa. «Aquí recupero el tema del amor, pero no un amor entre un hombre y una mujer normal, sino el fraternal». En «Necrópolis», el autor ya había recuperado otro de los grandes clásicos, «El Decamerón», o la idea de tener muchos personajes unidos por un nexo común. Ahora, se interesa por dos personas que están marcadas por un mismo trauma (nacer en una familia de clase media colombiana en la que impera el odio), y que desean encontrase para escapar juntos.

Urbana, negra y sórdida, «Plegarias nocturnas» recoge una historia ficticia bajo un telón de fondo real. Según Paco Ignacio Taibo, «se trata, más que de una novela de amor, de una novela social». Se presentará hoy, a las 19.45 horas en la Carpa del Encuentro.

El autor reconoce que en algunos países de Latinoamérica «hacemos un género híbrido que refleja la violencia endémica de nuestra sociedad»

Gijón, Susana F. SERRÁN

El sindicalismo corrupto es el tema principal de la nueva novela de Ignacio Pérez-Arce, «Xalostoc». El escritor mexicano presentó ayer por la noche su nuevo trabajo en el espacio «A Quemarropa». Su conexión con Santiago Gamboa es estrecha en cuanto a los temas, pero muy diferente en la elaboración de los mismos.

Una historia rodada en dos tiempos diferentes -en l975, para reflejar el movimiento sindical que tuvo lugar en aquella época, y 1992, para ver la evolución de unos personajes que protagonizaron dicho acontecimiento-, sirve como excusa para hacer un retrato de una sociedad corrompida a gran escala. «Me interesan mucho los movimientos estudiantiles y, por eso, el origen de la novela es una revuelta juvenil», aseguró Pérez-Arce. El libro es un ejemplo de cómo la literatura negra puede ir más allá, y convertirse en crítica social.